Si hay alguien que nos puede poner al día a los granadinos de los asuntos de la negociación de la PAC es otra granadina, Clara Aguilera, diputada en el Parlamento Europeo y además es miembro de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural. Hablaremos de la PAC y, por supuesto, de la incidencia del Covid-19 que ha alterado la vida de todos los europeos.
–¿En qué momento está la negociación de la nueva PAC?
–La nueva PAC está en trámite de negociación entre la Comisión de Agricultura y la Comisión de Medio Ambiente para alcanzar acuerdos en común en artículos que son de competencia compartida y donde todavía existen importantes diferencias, tras estos acuerdos se llevara al Pleno y después sería la negociación en Trilogos.
Además de esta situación, la reforma se está retrasando debido a la falta de un acuerdo en el Marco financiero plurianual o sea la previsión presupuestaria para los años 2021 a 2027, y ya previamente adoptamos el acuerdo político que para llevar a cabo la Reforma de esta importante política europea, era necesario conocer el presupuesto previsto para los próximos años para la PAC.
Esta situación sin la crisis actual nos llevaba a un retraso de al menos un año o dos en la puesta en marcha de una PAC reformada, su entrada en vigor debería ser el 1 de Enero de 2021, esto ya no va a ser así. A esta situación habrá que añadir los retrasos que provoque la situación actual a esta o a cualquier otra política europea.
–¿Se ha paralizado la negociación por el coronavirus?
–Debido a la crisis sanitaria, se ha paralizado la actividad general del Parlamento. Volví hace diez días de Bruselas y ya esa semana tuvimos una actividad muy mermada. Esta semana, el 26 de marzo, vamos a celebrar por primera vez un pleno con votaciones incluidas a través de videoconferencia, en el que votaremos la propuesta de la Comisión sobre la modificación de algunos fondos europeos para el apoyo ante la crisis sanitaria del coronavirus para los Estados miembros. A pesar de estos efectos, se va a priorizar la actividad legislativa donde se incluira la reforma de la PAC, hasta que volvamos a la normalidad.
–¿Cómo cree que afectará este escenario a la negociación en particular y al sector agroalimentario en general?
–Estamos ante una crisis sanitaria sin precedentes que está afectando a la salud de las personas, lo prioritario en este momento; pero también y de manera muy relevante, afecta a nuestra vida, empleo y movilidad en general lo que nos hace que llevemos una semana confinados en nuestros hogares en España y en otros países de la UE.
Esta situación va a marcar el escenario de negociación de la PAC y de otras políticas, pero muy especialmente marcara y afectara al presupuesto global de la UE en los próximos años, si bien de momento se va a dar prioridad a los asuntos legislativos y a las propuestas económicas como comentaba anteriormente, relacionadas con el apoyo los sectores estratégicos a las medidas sanitarias y socioeconómicas.
Esta crisis va a tener sin duda una gran repercusión en el sector agroalimentario, que ahora está haciendo un gran esfuerzo por parte de agricultores, ganaderos y pescadores, para seguir garantizando el suministro de alimentos a la población, a pesar de encontrarse con grandes dificultades de falta de mano de obra, y limitaciones por la normativa de emergencia impuesta.
Creo que la sociedad se está dando cuenta de la importancia de tener una soberanía alimentaria en España y Europa. Pienso que va a haber un cambio en el sector agroalimentario y en sus relaciones con la globalización, también en el mundo digital, las comunicaciones o los sistemas sanitarios nacionales en Europa.
En general, esta crisis va a provocar cambios en distintos ámbitos de nuestra vida cuando volvamos a la normalidad, hasta ahora nuestra sociedad no había vivido algo igual a esto, una situación muy parecida la situación de guerra pero sin armas.
–¿Cómo imaginar que esta negociación iba a ser tan complicada con el Brexit y ahora el Covid-19?
–Preveíamos que el Brexit iba a ser un añadido de complicación a la reforma de la PAC y a la configuración del nuevo presupuesto comunitario, a lo que habra que añadir la incertidumbre del nuevo escenario que se nos presenta con esta gran crisis sanitaria. La salida de Reino Unido ha sido muy relevante ya que es el segundo país de la UE en importancia, su aportación era cuantiosa, e indudablemente, su salida va a tener repercusión en el ámbito económico y en el político en general.
A estas alturas debíamos tener aprobado el marco financiero plurianual a finales del pasado año, y no lo está. La reforma de la PAC que debiera entrar en vigor formalmente el 1 de enero de 2021, tampoco va a estar para ese momento.
Estamos trabajando en un Reglamento Transitorio, del que soy ponente de mi grupo para que agricultores y ganaderos puedan seguir cobrando de forma transitoria las ayudas de la PAC hasta que finalmente entre en vigor la reforma.
La afectación del Brexit va a ser muy importante. Antes de que termine el año debe cerrarse un acuerdo con Reino Unido, que de no producirse tendrá importantes repercusiones en los derechos de las personas, en las exportaciones y especialmente al sector pesquero. Si no alcanzamos un preacuerdo en junio, puede haber un problema para el reparto de los totales admisibles de capturas (TAC) y cuota para los sectores pesqueros europeos. Aunque ahora mencionar estos plazos casi no tiene sentido, con la situación que estamos viviendo y las nuevas incertidumbres creadas.
Indudablemente, una situación sanitaria grave como es el COVID-19 no sabemos hasta dónde nos llevará. Pero sin duda marcará un antes y un después no sólo en la política europea, donde espero que estemos todos a la altura para atender las necesidades globales. Tendremos que seguir trabajando, a través de nuevos métodos y, cuando volvamos a la normalidad, agilizar todo lo posible estas políticas prioritarias para nuestros sectores.
–La PAC es claramente la mayor fuente de ingresos para España procedentes de la Unión Europea, 5.715 millones de euros, un 46 % de todos los fondos recibidos, ¿es correcto este dato?
–Sí, es bastante aproximado. Hasta el momento, la política agraria es la mayor fuente de ingresos dentro de los fondos estructurales que percibe nuestro país, seguida de otros fondos estructurales y los de cohesión.
Es una política muy determinante para España, segundo o tercer país europeo, dependiendo del año, en percepción de ayudas de la PAC. Por ello, esta negociación y el futuro marco financiero que tengamos para los próximos años tendrá mucha repercusión para nuestros sectores.
–Está en juego el futuro del campo, ¿cree que esta negociación mejorará la renta agraria que es fundamental para luchar contra la despoblación y animar al relevo generacional?
–La reforma de la PAC es un elemento sustancial que debe ayudar a favorecer las rentas de los agricultores, obtener una soberanía alimentaria en Europa y evitar la despoblación de los territorios rurales. Es una política muy importante, pero no sólo la PAC tiene que frenar la despoblación. Frente a esta problemática, hay que tomar medidas no sólo en el sector agrícola. Cuando desaparece la agricultura o la ganadería en un territorio, no hay actividad económica sustantiva que sea capaz de generar renta al mismo nivel que dichos sectores.
Hay que tomar otras muchas medidas para evitar el despoblamiento. Para que las personas sigan viviendo en las zonas rurales necesitan un empleo, además de tener equipamientos y bienes públicos de calidad, similares a los que encontramos en la ciudad: buenos colegios, sanidad pública accesible, buenas comunicaciones.
En Andalucía, y no porque haya formado parte de un Gobierno andaluz, lo hemos hecho mejor que en otras regiones españolas. En nuestra región no hemos llegado al límite de tener que cerrar pueblos como ha ocurrido en comunidades como Aragón, Castilla León, cornisa cantábrica o Galicia.
Hay que favorecer fiscalmente para que la gente joven encuentre un empleo y opte por seguir viviendo en sus pueblos, además de tener servicios públicos educativos, sanitarios y culturales e infraestructuras de comunicaciones para la mejor accesibilidad.
Por ejemplo, necesitamos que la banda ancha y wifi llegue a todos los lugares rurales, es prioritario para el empleo, y para que las personas se planteen un futuro en las zonas rurales.
En cuanto al relevo generacional encontramos otro problema: el acceso de los jóvenes a la tierra. El precio de la tierra es caro para los jóvenes y, salvo que sea heredada, la tierra está siendo comprada por grandes inversionistas que están llevando a cabo una situacion de especulación sobre las tierras agrarias en España y otros lugares de Europa. Hay que facilitar el acceso a la tierra de los jóvenes. Estas son medidas que tienen que ver no solo con el ámbito de la PAC, sino también con la política nacional, regional e incluso local.
–¿Se está teniendo en cuenta de alguna manera el papel de la mujer?
–En los últimos años, sí. Hasta ahora la PAC ni siquiera mencionaba a las mujeres. Esto cambia completamente con la futura política. Hay consenso político general en torno al objetivo de visibilizar el papel de la mujer en el medio rural. Si la mujer se va de las zonas rurales, al final éstas se vacían y se despueblan. Necesitamos que se reconozca, se visibilice y se apoye el papel tan importante de la mujer en la renta agraria y, desde luego, en el futuro mantenimiento de la población en estos territorios.
Para ello, necesitamos que las mujeres puedan tener el acceso a darse de alta con la cotitularidad compartida de la explotación familiar. Esto les permitiría tener una cotización a la seguridad social y evitar situaciones lamentables como la de muchas mujeres que después de una vida trabajando en la actividad agraria familiar no tienen derecho a una pensión por jubilación.
Por tanto, en este sentido, las propuestas en la PAC y pero también propuestas en la cotitularidad de las explotaciones agrícolas y sus cotizaciones sociales serán un apoyo importante a que la mujer pueda tener acceso a un trabajo y a un futuro en las comarcas rurales.