Cosecha. Si la temporada 2023 fue «mala», la que acaba de comenzar se prevé aún peor, con una producción por debajo de la mitad de una normal
El pasado mes de agosto comenzó la campaña de recogida de mango en la costa granadina, que prevé prolongarse hasta finales de noviembre o principios de diciembre. Y lo hizo con unas previsiones de cosecha que continúan a la baja, incluso empeorando la temporada anterior, que ya fue considerada «nefasta» por el sector agrícola.
A tenor de la floración y el desarrollo actual de la campaña, se prevé una recolección muy escasa que no llegará ni a la mitad de la media habitual de este producto, que suele rondar las 35.000 toneladas entre la Costa Tropical de Granada y la Axarquía malagueña, que acaparan la práctica totalidad de la producción nacional. Lejos de ello, se espera que se sitúe entre las 12.000 y 15.000 toneladas. Se empeoraría incluso la campaña del año pasado, que también fue mala, aunque con una producción en torno a las 17.000 toneladas.
Son estimaciones realizadas desde el Área de Agricultura del Ayuntamiento de Almuñécar, cuyo concejal responsable, Carlos Ferrón, explica que la campaña de este año es «más temprana, con unas floraciones muy dispersas, ya que algunos árboles se adelantaron y otros han sido más tardíos». Por ejemplo, en la Axarquía comenzó antes, pues «allí se han empezado a recoger las variedades más tardías como el Keitt, cuando aún no había empezado en la Costa Tropical», lo que hace que el mercado comience a consumir la primera que se pone en oferta.
La primera variedad en recolectarse en Granada ha sido la Irwin, conocida como ‘mango bombón’, que es la más temprana, aunque tiene muy poco volumen de cultivo. Actualmente está en marcha la recogida de la Osteen, que es la mayoritaria en Andalucía, pues acapara en torno al 85 por ciento del total. Le seguirá la gama Kent, que es la más cultivada a nivel mundial, «pero no se ha potenciado mucho en la zona, ya que si bien es de muy buena calidad, no es muy productiva», explica Ferrón. Junto a la Irwin son las minoritarias en Granada y Málaga, pues entre ambas reúnen apenas el 5 por ciento de la producción. La que cerrará la campaña es la variedad Keitt, la segunda en incidencia en la zona con cerca del 10 por ciento de la producción total.
El municipio de Almuñécar alberga unas 150 hectáreas de mango, dentro de una gran superficie de subtropicales que tiene a la chirimoya como fruto mayoritario, por delante también del aguacate. En el conjunto de la Costa se estima que existe una superficie de unas 500 hectáreas de este cultivo.
De la zona productora que incluye a Málaga y Granada, esta última alcanza cerca del 15 por ciento de la producción total, siendo la mayoritaria la vecina provincia con cerca del 85 por ciento. No obstante, desde el sector explican que gran parte del mango granadino se comercializa en Málaga, su procedencia reza como malagueña.
Dos campañas «nefastas»
Según explica Joaquín Montes, agricultor y vocal de la Asociación Española de Tropicales –es el portavoz para Granada en productos como chirimoya y mango– el presente está siendo «un año muy malo», puntualizando que «llevamos dos campañas nefastas». Señala como causa principal de ello la falta de cuaje de la fruta, pues «hay un gran porcentaje de fruta ‘abortada’ que se ha caído por el camino, no tiene hueso y la planta termina tirándola». Debido a que suele cuajar en abril, mes en el que «ha llovido lo poco que ha llovido», eso afectó a la floración. La falta de agua y también las temperaturas están entre las causas de ese «mal cuaje». Pese a todo, Montes explica que «las plantaciones están muy buenas aquí en Granada, y en Málaga están muy malas debido a la calidad del agua».
En lo que respecta al precio en origen, en el inicio de campaña se ha vendido la variedad Osteen en aproximadamente 1,70 euros, lo que «no es un buen precio para la situación que hay». La media de la campaña 2023, según el Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía, fue de 1,80 euros, alcanzado el máximo a principios de la campaña con 2,46 euros, y el mínimo sobre el final, con 1,53.
Está claro que la situación de sequía viene haciendo mucha mella en unos cultivos que hasta hace unos años habían alcanzado una alta repercusión en cuanto a producción y precio. Pero la falta de recursos viene siendo una constante, y no hay visos de que se solucione en el corto plazo.
Joaquín Montes, también presidente de la Junta Central de Usuarios de los ríos Verde, Seco y Jate –situados en Almuñécar y otros municipios del entorno–, asegura que los acuíferos están «bajo mínimos», pues «los pozos en Jete han empezado a fallar», al igual que en la zona sexitana de Torrecuevas, donde «varios se han secado», como Pavilos Barrosa, San Andrés o Gelibra, entre otros, algunos de los cuales registran altos niveles de salinidad o de conductividad, en algunos casos multiplicando por mucho los niveles normales.
Ante esta situación, los agricultores están «rezando por que llueva», señala Montes, pues si bien hubo unas leves lluvias a comienzos de septiembre, fueron «insignificantes» de cara a regar los campos y recargar acuíferos.
Recarga
En los últimos dos años, el Ayuntamiento de Almuñécar fue el que se hizo cargo de recarga de los acuíferos empleando sobrantes de una tubería submarina de abastecimiento. Previamente, se tuvo que solicitar permiso a la Junta de Andalucía en un largo trámite administrativo, y siempre en época no estival, cuando el consumo es menor.
A diferencia de años anteriores, el Consistorio no va a sufragar los gastos esta vez. La concesión de este recurso está en manos de la mencionada Junta Central de Usuarios, cuyos agricultores deberán pagar el agua que utilicen en forma particular –al precio de 32 céntimos el metro cúbico–, así como hacerse cargo de las infraestructuras para llevarla a sus fincas. Al haber acabado la temporada, ya están en disposición de hacer uso de ese agua, si bien el sector agrícola de esta zona de la provincia continúa a la espera de la llegada del agua del sistema de presas Béznar-Rules.