Hoy 15 de octubre se celebra el Día internacional de las Mujeres Rurales, una efeméride que pone el foco de atención en el papel indispensable que las mujeres desempeñan en los territorios rurales.
Desde la Asociación para el Desarrollo Rural de Andalucía (ARA) consideran que en las últimas décadas se ha avanzado mucho. «Nuestros pueblos y sus habitantes estamos, sin duda, en mejores condiciones de vida; tenemos más recursos, mejores condiciones sociales, educativas, sanitarias, de comunicación, culturales…. más oportunidades y posibilidades de las que disponíamos tan solo hace unos años.
Avance al que han contribuido también los Grupos de Desarrollo Rural que llevan 28 años apoyando a las personas emprendedoras rurales a través de incentivos a proyectos que crean empleo y riqueza en las comarcas rurales. Muchos de estos proyectos empresariales tienen nombre de mujer.
El compromiso de los Grupos de Desarrollo Rural con la igualdad de género es incontestable pues fueron pioneros en implantar los primeros planes de igualdad en pequeñas empresas rurales cuando ni siquiera era obligatorio.
Las experiencias de los diferentes programas de desarrollo rural nos dicen que las mujeres rurales tienen una mayor capacidad de adaptación e iniciativa. Somos más emprendedoras y más receptivas a los incentivos. Impulsamos la diversificación de la economía familiar a través de nuevos servicios, somos mayoría en los cursos de formación y las primeras estrechando la brecha digital.
Si no encontramos excesivas trabas administrativas, laborales, sociales y familiares, hemos demostrado que podemos salir adelante incluso en el pueblo más pequeño y aislado del medio rural.
Aun así, hemos de aunar esfuerzos para facilitar el acceso de las mujeres a los puestos de responsabilidad en órganos de representación de organizaciones, empresas agroalimentarias, etc. y romper de esta forma el techo de cristal que existe.
La mujer es clave a la hora de evitar la despoblación de las zonas rurales porque cuando la mujer se asienta en el mundo rural, la familia se queda.
Cada vez hay más mujeres en nuestros pueblos con formación universitaria. Si queremos que se queden en el territorio debemos darles una oportunidad laboral.
Si bien desde el punto de vista legal está garantizada la igualdad entre mujeres y hombres, la realidad es bastante diferente en el mundo rural y especialmente en el sector agrario donde sigue existiendo una clara desigualdad de las mujeres que se refleja en sueldos más bajos, más precariedad laboral, más desempleo, etcétera.
Las mujeres sufren la doble discriminación de ser mujer y de vivir en un entorno en el que existen más dificultades que en las zonas urbanas.
Uno de los retos a los que se enfrentan es al reconocimiento del trabajo que desempeñan en las explotaciones agrícolas familiares ya que durante mucho tiempo han sido trabajadoras invisibles. La Titularidad Compartida es aún hoy una asignatura pendiente en lo rural. Por eso, es fundamental que se introduzca la perspectiva de género en las medidas de la nueva PAC y se apueste decididamente por el trabajo de los Grupos de Desarrollo Rural como entidades garantes de la igualdad en el medio rural.
Por eso nuestro deseo es que el mundo rural y urbano solo se diferencien por el número de personas que viven en ellos y por sus paisajes, no por las oportunidades y recursos de que disponen cada uno.
Hoy día sigue siendo una asignatura pendiente la igualdad entre mujeres y hombres en el medio rural y el desarrollo de la plena ciudadanía de las mujeres.
Las mujeres somos la mitad de la población rural andaluza, algo más de 1,8 millones. Eso quiere decir que aportamos tanto talento, recursos y saber como la otra mitad masculina. De ahí que no podamos continuar siendo invisibles o simplemente invitadas en el desarrollo del futuro de nuestros pueblos.
Las mujeres rurales somos, en definitiva, garantía de avance en el medio rural».