A modo silencioso, como quien no quiere la cosa, hay un producto subtropical que está creciendo año tras año en la Costa Tropical, generando interesantes volúmenes de producción y alcanzando precios más que aceptables. Se trata de la guayaba, muy habitual en el continente americano pero bastante desconocida en Europa, donde solo se cultiva en los litorales granadino y malagueño gracias a su benévola climatología.
Aún está muy lejos del grupo de los cuatro subtropicales que se producen a gran escala en nuestro entorno, aguacate, chirimoya, mango y níspero. Pero poco a poco se va haciendo un lugar y se va incrementando tanto el número de productores como el de ejemplares en las fincas que ya contaban con algunos de ellos. Al ser un fruto escasamente conocido, sus canales de comercialización están muy poco aceitados, por lo que mayoritariamente se distribuye a nivel nacional.
Pero algo ha cambiado en los últimos tiempos, ya que hasta hace unos años la guayaba era un producto casi residual para las empresas comercializadoras, que para darle salida debían ofrecerlo. Sin embargo, hoy la situación se ha dado vuelta y ya son las grandes distribuidoras las que lo están demandando. Así lo asegura Manuel Ortega, gerente de Frutas El Portón, situada en Molvízar, quien señala que “antes se lo mandábamos a gente que normalmente no tocaba ese fruto, y si lo hacía era para importación”.
Ortega explica que la guayaba “era un producto muy marginal, algún agricultor tenía un arbolito y cuando daba fruto lo traían y entraban cajas sueltas; y de un tiempo a esta parte, podemos hablar de un par de años, hay ya fincas de guayabas de tres, cuatro o cinco marjales, y entran unas cantidades que son comercializables”, algo que es difícil cuando un producto no tiene continuidad. Si bien la cantidad que entra a día de hoy sigue siendo “mínima respecto a otros productos, ya se puede hablar de comercialización”.
Durante la última campaña de este fruto, que va desde septiembre-octubre hasta enero-febrero, “hay días que entraban 1.500 o 2.000 kilos, aunque otros días podían ser 300”, asevera el gerente de Frutas El Portón: “Ya hay alguien que está buscando sacarle rendimiento a su tierra por medio de la guayaba, que antes era una fruta marginal”. Cree que se debe a que “mucha gente quiere probar cuando se le da mal otra fruta, como ha pasado en algún momento con el níspero o el aguacate, y cuando ven que hay un producto con un precio atractivo lo van poniendo”.
Manuel Ortega explica que durante esta campaña en su empresa, donde los precios han superado a la anterior en torno a un 20 por ciento a groso modo, se ha llegado a pagar por la guayaba de gran calibre hasta 1,70 euros el kilo (con una media de 1 o 1,20 euros), si bien las pequeñas se situaron entre los 0,30 y 0,60 euros y las medianas oscilaron entre 0,80 y 1,10. Al existir ya una demanda medianamente estable, también lo son los precios, mientras que algunos años atrás podía fluctuar de forma muy abrupta porque no existía esa constancia en la demanda. Por otra parte, el precio de la guayaba española es también “más competitivo” en los mercados en relación a la importada de América.
El responsable de la comercializadora molviceña indica que la guayaba de la Costa Tropical “es diferente a la que viene de importación, no es tan bonita o lustrosa y al principio eran pequeñitas”, algo que suponía un problema porque el perfil del consumidor final de este producto en España es fundamentalmente el de personas procedentes de los países donde se produce a gran escala y es muy habitual, como Colombia, México, Perú o Cuba, por solo mencionar algunos. De hecho, en esos lugares no solo se consume como fruta, sino que se utiliza para elaborar zumos, batidos o hasta pastel de guayaba. Sin embargo, hoy en el litoral granadino “ya hay gordas, pequeñas y medianas con las que se pueden hacer muchas cosas y pueden llegar a más mercados”, asevera.
Esos mercados son exclusivamente nacionales en el caso de esta empresa –otras la exportan, aunque en escaso volumen-, ya que esta fruta “tiene un problema de duración, pues si se coge madura apenas tiene vida en el transporte y se daña la piel, que es muy sensible”, dice Ortega. “Ello nos obliga a cogerla casi verde, que dura algo más, pero tampoco excesivamente”. Reconoce que ha surgido interés por parte de alguna empresa de Inglaterra, pero “no tenemos volumen para intentar la exportación, ni tampoco se da por precio o por calibre”.
Otro de los motivos por los que la guayaba está cobrando auge es por la rentabilidad de los árboles, cada uno de los cuales da una gran cantidad de fruto en relación a otros cultivos. De hecho, puede tener más de una floración por campaña. Juan Carlos Vinuesa es un agricultor de Salobreña propietario de una finca de subtropicales ecológicos en el paraje de Matagallares. En la actualidad tiene apenas media docena de árboles de guayaba que plantó su padre hace más de tres décadas, aunque gracias al rendimiento que le vienen dando en los últimos tiempos ha decidido sumar nuevos ejemplares.
Este año Vinuesa consiguió con sus seis árboles una producción aproximada de 200 kilos. En materia de precio ha notado un incremento respecto a los últimos años y lo califica de “razonable”, pues oscila entre los 0,80 o 1,10 euros el kilo, “dependiendo del calibre que tenga, el grosor y de cómo se coge, ya que es una fruta muy delicada”. Por ello procura realizar su recolección “cuando no esté ni muy amarilla ni muy verde, para que luego aguante, ya que su madurez es rápida”. Este agricultor sostiene que el guayabo es un árbol que no requiere mucho mantenimiento, ya que “es muy fuerte, bravío y no pide mucha agua”, mientras que por lo demás demanda los tratamientos habituales para prevenir ante determinadas plagas o enfermedades.
Aunque el consumidor de guayaba es fundamentalmente latinoamericano, en España va sumando cada vez más adeptos por sus propiedades. Por ejemplo, se recomienda su consumo a las personas diabéticas, ya que se le atribuye la capacidad de generar “una especie de insulina natural”, explica Vinuesa, y añade que “tiene cinco veces más vitamina C que la naranja”. En definitiva, “tiene argumentos para que sea una fruta a tener en cuenta” y que “cada vez se va conociendo más y va teniendo mercado propio”.
La finca de este salobreñero recibe habitualmente visitas agroturísticas, en las que ha podido comprobar que los españoles la conocen poco. Mientras tanto, indica que “en Francia es una fruta que se está demandando bastante”.
La guayaba es una fruta carnosa, dulce y cremosa, que suele estar disponible desde septiembre hasta febrero en las plantaciones granadinas y malagueñas, donde llegó a mediados del siglo XX. Tiene forma redondeada con piel amarillenta sensible y pulpa rosada o blanquecina, con pequeñas semillas comestibles en su interior. No se pela, se come con piel, y es muy olorosa. Su maduración se hace evidente cuando la piel se pone anaranjada, con algunos tonos marrones, y es sensible a la presión.