Lignokaña, un producto de la Costa en crecimiento con variados usos en agricultura y ganadería ecológicas

La comarca de la costa granadina, con sus limitaciones, es al igual que otros territorios más desarrollados fuente de importantes avances tecnológicos en materia agrícola. La Azucarera del Guadalfeo, situada en Salobreña, hace ya tiempo que no se dedica a la molturación de caña de azúcar, pero su actividad vinculada a la agricultura sigue vigente a través de un producto innovador, que demuestra su constante trabajo en I+D. Se trata del Lignokaña, procedente del material sobrante de la fabricación de alcoholes a partir de melaza, que tiene variados usos tanto en la agricultura como en la ganadería, en ambos casos desde el punto de vista ecológico.Este producto genuino de la Costa Tropical, ya que es allí donde nació y probablemente el único sitio en el que se elabora, se utiliza concretamente para nutrición vegetal mediante fertilizantes orgánicos, correctores de carencias o estimulantes vegetales para mejorar el bienestar de la planta y estimular su rendimiento, ya que contiene vitamina B, ácidos orgánicos o aminoácidos. Es una solución nutritiva bioestimulante, libre de toxicidad, con bajo peso molecular y aplicable por vía foliar y radicular, que sirve también como corrector de alcalinidad y retención de aguas en el entorno de las raíces, mejorando y potenciando la asimilación de las mezclas fertilizantes.

El producto también se emplea como materia prima para alimentación animal a través de piensos, en este caso bajo la denominación de Lignobet, y cuenta entre sus beneficios la palatabilidad, el ser aglomerante en el secado, favorecer el ensilaje y tener propiedades de antipolvo en la producción de pellets y granulados, así como de osmorregulador y de mejora del rendimiento de la energía aportada por la ración.

El Lignokaña es un complejo polimérico orgánico de cadenas hidrocarbonadas cortas, un concentrado de los jugos de fermentación de melazas azucareras. A la hora de trasladar al llano esta terminología técnica, el responsable de la División CMS (Condensed Molasses Solubles) de la Azucarera del Guadalfeo, Daniel Lorente, hace una analogía con el zumo de naranja concentrado, ya que es un extracto cien por cien vegetal que está procesado en líneas de producción del sector agroalimenticio y, fundamentalmente, y ahí está su carácter novedoso, “está tratado de forma que no se destruya su carga de vitaminas, proteínas, etcétera”. Por tanto, durante su proceso de elaboración, “no destruimos toda la carga prebiótica, que es natural”.

Ello se consigue mediante el control tecnológico del proceso, diseñado especialmente para que no haya un exceso de factores como temperatura o acidez, por ejemplo, que permiten conservar la naturaleza del producto. Lo que se sigue es un procedimiento de concentración de los jugos de melaza, y para extraer los alcoholes se hacen unas diluciones de esta sustancia con levadura. El material restante, que anteriormente se desechaba, se purifica a través de métodos físicos hasta obtener un jarabe concentrado.

Durante su fase de elaboración, el producto está sometido a ciclos de trabajo en sistemas térmicos en los cuales la sustancia permanece a una temperatura de 80 grados durante cuatro horas, produciéndose de forma implícita una pasteurización. En ese proceso no existe intervención de elementos químicos ni por hidrolisis ni por ataque de degradación de la sustancia, y todas las fases del proceso son de tipo físico, tales como molienda, prensado, ebullición, concentración o decantación. Se utilizan procesos de fermentación anaeróbico de las melazas de azúcar por levadura de pan, luego sigue con una destilación en columna de fraccionamiento térmico, y entonces es procesado en múltiples efectos de concentración por evaporadores tubulares a vacío, acabándose el ciclo con una limpieza en decantación continua y almacenamiento en silos sujetos a atmósfera inertizada.

Todo ello tiene lugar mediante una delicada metodología para que no se vean afectadas esas sustancias sensibles, pues “todos los procesos que emanan de la industria química no llegan a eso, ya que destruyen todo”, afirma el responsable de supervisar la puesta en el mercado del producto. En definitiva, agrega, “procuramos preservar toda la nobleza original del vegetal, ahí está la auténtica dificultad”.

El Lignokaña es un extracto vegetal compuesto por materiales orgánicos, nutrientes minerales y constituyentes vegetales como aminoácidos, proteínas, lípidos, ácidos diversos, enzimas, bases, ácidos nucleicos, clorofila, lignina, quinonas, ceras, azúcares y hormonas. Es decir, sustancias inorgánicas solubles y sustancias orgánicas resultantes de los procesos metabólicos de la planta, de levaduras y de microorganismos. En un entorno de aplicaciones agrícolas, la naturaleza las descompone y las aprovecha, por lo que tras su utilización regresa al ciclo de nutrición vegetal.

Durante más de un siglo y medio la Azucarera del Guadalfeo, con instalaciones en La Caleta y Lobres –ambos anejos de Salobreña-, se dedicó a la manufactura de azúcar procedente de las cañas que se cultivaban en la costa granadina. Y lo hizo hasta hace diez años, cuando tuvo lugar la última zafra y se molieron las últimas cañas de la comarca. Desde entonces ya no produce azúcar, pero continúa con la elaboración de alcoholes procedentes de la misma materia prima, ahora a partir de la melaza que recibe en el Puerto de Motril procedente de diversas partes del mundo.

De esa melaza se extrae el azúcar que la fábrica transforma en alcoholes, y toda la carga orgánica se convierte en Lignokaña. Su producción se inició hace ocho años, aunque en este tiempo el producto ha ido mejorando notablemente su calidad y ha logrado obtener mejores rendimientos nutricionales. Se trata de una evolución constante, indica Daniel Lorente: “Ahora estamos entrando seriamente en el fraccionado enzimático de la proteína para obtener otro nivel de excelencia y digestibilidad de la sustancia”, señala, y explica que este producto “tiene una fuerte carga de aminoácidos libres y va a tener muchísima más capacidad nutricional y de potenciar la asimilación”. Asegura que la empresa realiza “un constante esfuerzo en I+D dedicado a esto, no hay un mes donde no retocamos algo”, y añade que son desarrollos muy lentos y que llevan mucho tiempo hasta que consiguen fraguar.

El Lignokaña tiene actualmente un volumen de producción anual de 15.000 toneladas que se distribuyen por toda España y a distintos mercados internacionales como Europa, Sudamérica o el norte de África. Al ser una materia prima, muchas de las empresas que lo adquieren lo utilizan para la elaboración de otros derivados. Por ejemplo, explica Lorente, “se puede encontrar en piensos que se venden en caballerizas de Arabia Saudí hasta en granjas de Argentina”. A la hora de introducir el producto en distintos mercados, afirma que “al ser muy tecnificado, muy específico, la dificultad es que la gente entienda y capte adecuadamente sus bondades. Una vez que lo han probado, seguir es muy fácil porque se dan cuenta de las ventajas que les aporta”.

La creciente demanda ha llevado a la Azucarera a ampliar sus instalaciones con el objetivo de duplicar el actual volumen anual de producción. Para ello, el recinto de la fábrica situada en Lobres está en pleno proceso de adaptación y ampliación.

El nombre de Lignokaña hace referencia a su contenido de lignina, presente en todo vegetal fibroso, y lógicamante a la caña de azúcar, aunque se utiliza la K por ser el símbolo químico del potasio. Su comercialización se realiza en graneles líquidos que se distribuyen a través de camiones cisterna de 25 toneladas.

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