Los diputados franceses votaron una ley que prohíbe en el país el cultivo de maíz transgénico, lo que refuerza el decreto firmado por el Gobierno en el mismo sentido y que había sido anulado por el Consejo de Estado.
La ley, que persigue en particular una semilla transgénica del grupo estadounidense Monsanto autorizada por la Unión Europea (UE), fue adoptada con los apoyos de los socialistas, ecologistas y neocomunistas, mientras que los diputados centristas votaron divididos y los conservadores abandonaron la sala en el momento del sufragio. De esta forma, se evita finalmente el uso de estas semillas, ya prohibidas en marzo pasado por decreto justo antes del periodo de siembra.
Pero la presión de los agricultores, que consideran que Francia no puede quedar al margen de estas evoluciones, hizo que se anulara el decreto, lo que abría de nuevo la puerta a su uso. La Asociación General de Productores de Maíz (AGPM), que reúne a productores, había anunciado la intención de algunos de sus miembros de recurrir este año al maíz transgénico autorizado de Monsanto.
Francia impulsa una iniciativa comunitaria para que la aprobación de un organismo genéticamente modificado (OGM) tenga que superar los mismos procedimientos que los fitosanitarios y los medicamentos, y también que los Estados que lo quieran puedan impedir su cultivo.