Francisco Casero, el histórico sindicalista agrario sevillano y presidente de la Asociación Valor Ecológico (Ecovalía), en huelga de hambre desde el pasado 12 de febrero por el abandono del medio rural, ha reivindicado «una sociedad civil más justa, viva e ilusionada» y la dignificación del medio rural.
Casero, que ha mantenido un encuentro con el grupo de consumo agroecológico «La Alegría de la Huerta Manchega», en Bodegas Dionisos de Valdepeñas, ha declarado que, aunque está jubilado «administrativamente» y tiene su vida resuelta, no se olvida de su compromiso social y necesidad de luchar en defensa de la dignidad.
A sus 65 años, el que fuera fundador en 1976 del Sindicato de Obreros del Campo, ha cuestionado la Política Agraria Comunitaria (PAC), en cuyo debate, ha criticado, no se ha tenido en cuenta a la agricultura y ganadería ecológica. Y ha criticado «la excesiva burocracia» que impide el desarrollo de iniciativas empresariales en el medio rural, fundamentales para generar empleo y fijar población en comarcas cada vez más deprimidas y despobladas.
«Hemos luchado por conseguir derechos y es importante mantenerlos, pero también hay que trabajar por avanzar en los deberes y conseguir una sociedad estructurada en la que todos seamos protagonistas«, ha subrayado Casero, que aboga por la «rebeldía responsable» frente a la «corrupción», las elevadas tasas de paro y la anulación de la juventud.
El presidente de Ecovalia ha dejado muy claro que fue él quien tomó la decisión de iniciar la huelga de hambre «y seré yo -ha afirmado- quien decida cuándo la dejo y no lo haré hasta que no logre transmitir mi sueño de que con nuestras actitudes esto puede cambiar y de que todos tenemos algo que aportar para sentar las bases que nos permitan dentro de unos años tener perspectivas».
Ha recalcado también que solo volverá a ingerir alimentos y considerar su actitud si ve una reacción positiva, «pero no la de los políticos sino la de la sociedad civil, que es la que están destruyendo «. Casero no quiere pensar ni en el hambre ni en los kilos que ha perdido, sino en «el apoyo que está recibiendo y en las ganas de la gente para lograr el cambio»