Los cultivos de arroz representan el ambiente idóneo para el establecimiento y dispersión de numerosas especies amantes del agua y el nitrógeno. Sin embargo, hablando ecológicamente, en la flora local suelen escasear las plantas con capacidad para invadir con éxito medios tan exigentes, de Lmodo que son las especies acompañantes del arroz, cuyas semillas vienen mezcladas con el arroz, las que germinan y, al no encontrar competencia, se desarrollan bien. De este modo, muchas especies foráneas han pasado a ser malas hierbas habituales en los arrozales, llegando a constituir su control uno de los principales problemas económicos en el cultivo ecológico del arroz.
La comunidad vegetal más característica que invade los arrozales es un herbazal más o menos denso constituido por plantas de sitios húmedos, rica en nuevas especies de origen tropical, como el mismo arroz, que alcanza su máximo desarrollo entre los meses de agosto y octubre. Se encuentra dominada por las familias vegetales de las gramíneas, ciperáceas y litráceas, algunos de cuyos representantes presentan un tipo biológico muy similar al del arroz, como Echinochloa oryzicola, en la cual incluso las semillas son de igual tamaño.
Entre estas plantas destacamos la mijera (Echinochloa oryzicola), el punzón (Cyperus) y la espaílla (Scirpus mucronatus). El serreig o cola de caballo (Echinocloa spp), la grama (Paspalum paspaliodes) y la juncia (Scirpus maritimus). Hay que considerar tanto su capacidad de producir semillas en grandes cantidades (hay estimaciones de 10.000 a 100.000 semillas por planta para Echinocloa spp, más de 500.000 para Cyperus difformis y más de 200.000 para Ammannia robusta, como la posibilidad de reproducción a través de rizomas o incluso tuberculillos.
Hay que resaltar que la composición de la flora adventicia de los arrozales está constituida por un 80% de especies Monocotiledóneas y un 20% de Dicotiledóneas, proporción inversa a la que normalmente se encuentra en otros cultivos no inundados.
Numerosas prácticas culturales tienen incidencia sobre las adventicias presentes. Ya se ha comentado que el tipo de adventicias y el grado de invasión se relacionan estrechamente con la altura del agua en el cultivo del arroz. El manejo del agua durante las primeras etapas del crecimiento del cultivo tiene un efecto importante sobre su control.
También se ha visto la necesidad de la nivelación adecuada, ya que si hay zonas de tierras más altas y por tanto con menos agua, son focos de crecimiento de adventicias.
Labores como el fangueo realizan un importante control de hierbas espontáneas. La densidad de siembra tiene efecto sobre las adventicias, aunque el incremento de la densidad de plantas no mejore el rendimiento de la cosecha, debe ser valorado su efecto positivo sobre el control de hierbas adventicias, considerando la rentabilidad del coste adicional de la semilla y su relación con otras técnicas de control de arvenses.
También procuraremos que la semilla de siembra esté limpia de semillas ajenas. Conviene limpiar la cosechadora, así como las ruedas de las máquinas agrícolas, en especial cuando provengan de parcelas infestadas de adventicias.
Normalmente en el cultivo ecológico del arroz es inevitable la escarda manual, que será más efectiva cuando más temprana sea, y aunque el costo económico es muy importante, es necesario mantener la parcela limpia, evitando que las adventicias dejen semilla, ya que su gran poder de propagación comprometería el cultivo en años futuros, en cuanto a las plantas vivaces intentaremos extraer sus órganos subterráneos de multiplicación vegetativa. La vegetación eliminada nunca se abandonará en las inmediaciones del arrozal, donde pueda arraigar y reemprender su desarrollo.
En este apartado conviene recordar la ventaja que supone el control sobre la inundación de las parcelas, ya que permite la posibilidad de realizar otros cultivos diferentes del arroz, así el arroz forma parte de una rotación de cultivos con otras especies que ayudan en gran manera al control de las adventicias del arroz.
Así pues, en el cultivo ecológico utilizaremos todas las estrategias posibles para la gestión de las adventicias: partir de campos limpios, utilizar semilla limpia, trabajos en otoño, nivelación, fangueo antes de la siembra y control del nivel de agua; aún así generalmente será necesario completar éstas prácticas con la escarda manual.
Gestión de la fertilidad
Los agricultores y los técnicos conocen la relación positiva entre rendimiento del arroz y nivel de materia orgánica del suelo del arrozal, esto nos indica que la liberación del nitrógeno desde la materia orgánica del suelo es útil para el arroz, por lo que nuestro objetivo en el manejo ecológico será aumentar el nivel de materia orgánica de la tierra con aportes de estiércol de calidad y bien maduro, ya que no va a disponer de mucho tiempo para su evolución tras la inundación.
La inundación es un medio favorable para el cultivo del arroz, ya que lleva el pH del suelo a un valor próximo a la neutralidad y aumenta la disponibilidad de los nutrientes, especialmente el fósforo y los solubles en el agua como el nitrógeno. Aunque también aumenta las pérdidas de nitrógeno por lixiviación y drenaje lateral, así como a la atmósfera por desnitrificación y por volatilización en forma de amoniaco, por lo que se puede decir que el aprovechamiento del nitrógeno en un suelo inundado es menor que en un suelo seco.
También es conocido que la liberación del nitrógeno desde las formas orgánicas no es comparable a la movilidad del nitrógeno inorgánico, por lo que podemos aprovechar esta propiedad de liberación gradual y más acorde con las necesidades de las plantas, menos cantidad en las etapas iniciales y más al final. Aportaremos los estiércoles en las labores de preparación para la siembra, la dosificación depende del nivel de materia orgánica existente en el suelo, si los niveles son bajos, además del aporte de mantenimiento, añadiremos una dosis suplementaria para elevar este nivel. La información experimental de la que se dispone aún es escasa, en algunos ensayos de cultivo ecológico del arroz, Quilez et al.(1996), indican que el aporte de unas 100 UF de N/ha en forma orgánica, mantiene producciones adecuadas sin aumentar la incidencia de encamado o problemas sanitarios relacionados como Pirycularia o barrenador del arroz.
Aunque no está completamente aclarado el mejor método de aporte, ya que se ha estudiado el comportamiento del compost y del purín de cerdo (que según el Reglamento nº 2381/94 del Consejo, por el que se modifica el Anexo II del Reglamento CEE nº 2092/91, se considera como abono ecológico si proviniendo de ganadería intensiva, previamente ha sido estabilizado o compostado), pero aún no se ha estudiado el comportamiento de otros estiércoles.
En dichos ensayos la eficiencia de las unidades fertilizantes de nitrógeno aportado en forma de compost o purin es baja, (19% para el compost y 31% para el purin), aunque hay que considerar el efecto remanente para futuros años.
Este efecto remanente es muy importante a la hora de ajustar las dosis anuales, ya que la dosis anual aportada no coincide con la aprovechada, y hemos de considerar las aportaciones de años anteriores para llegar a la suma total perseguida, que como hemos indicado no conviene que supere las 100 UF/ha.
Otra opción interesante consiste en el aporte a mitad del ciclo, en el mes de julio, aprovechando el secado de aguas que suele hacerse para completar el control de adventicias, de un formulado orgánico que apor te unas unidades fer tilizantes suplementarias con las que completar el llenado de la espiga.
Variedades
En la actualidad en el estado español se cultiva un conjunto de variedades repart
idas entre el tipo Japónica (55%) y el tipo Indica (45%) repartidas por zonas como sigue:
Bajo la óptica del cultivo ecológico, las variedades modernas son perfectamente utilizables, ya que tienen buena producción, resisten el encamado y presentan inicialmente mayor resistencia a Pyricularia, todas estas cualidades ayudan al manejo ecológico del arroz.
En cuanto a las variedades tradicionales (Bomba, Bombón, etc…) también despiertan el interés del sector de producción ecológica ya que poseen un valor cultural y gastronómico añadido, pero son más sensibles a la Pyricularia y pueden encamarse debido a su mayor altura, sin embargo tienen como ventaja que suelen ser menos exigentes en nutrientes.
Por último, y un factor muy importante, es que la producción por unidad de superficie es inferior en las variedades tradicionales que en las seleccionadas, por lo que la merma de producción deberá compensarse con un precio de venta mayor.