Esta mañana se ha celebrado el VI Seminario Técnico Agronómico «Sostenibilidad de la agricultura intensiva en Almería», organizado por COEXPHAL, FAECA-Almería y Cajamar Caja Rural.
En la jornada se ha enfocado la sostenibilidad del sistema hortícola desde el punto de vista medioambiental e hidrológico. ¿Cómo están nuestros acuíferos en este momento? ¿Qué podemos esperar en un futuro próximo y qué prioridades se han de marcar para explotarlos de forma responsable? Importantes personalidades del ámbito académico e institucional han participado con sus ponencias para intentar dar respuesta a estas cuestiones.
El primer tema tratado en el Seminario Técnico ha estado a cargo de Patricia Dominguez Prats, del Instituto Geológico y Minero de España, que nos ha dibujado el mapa sobre el estado actual de los acuíferos del sur de Sierra de Gádor-Campo de Dalias, mediante la fase inicial del programa de investigaciones de apoyo a su protección – regeneración.
A continuación ha intervenido el Ex-secretario General del Agua-Junta de Andalucía-, Joan Corominas, con una ponencia sobre «El agua para la horticultura de Almería: de la cultura de frontera a la cultura de la innovación y la adaptación». En su intervención Corominas ha asegurado que: «El agua, junto al clima, es el recurso imprescindible para la horticultura de Almería, y en el medio siglo de desarrollo exitoso de este modelo agrario se la ha utilizado como si fuera ilimitada y sin valorar adecuadamente su deterioro: es lo que se denomina cultura de «frontera», en el que el crecimiento vertiginoso de la producción ha ido acompañado del aumento de población y del bienestar económico, pero sin asumir los desequilibrios y riesgos que el modelo tiende a producir. No obstante, en muchos aspectos tecnológicos y de comercialización de la producción se ha producido una constante innovación, para adaptarse a los mercados, y mantener la competitividad y la rentabilidad. Por tanto, el agricultor almeriense tiene la capacidad y la predisposición para adaptarse a las cambiantes condiciones de su entorno. Es el momento de que interiorice que la sostenibilidad económica no puede separarse de la ambiental: la gestión eficiente del agua, la incorporación de nuevos recursos no convencionales, como la desalación o las aguas regeneradas, la disminución de la presión sobre los acuíferos y la reducción de la contaminación de las aguas, deben formar parte, desde ahora mismo de la agenda de innovación y adaptación de la agricultura intensiva de Almería»
La segunda parte de la Jornada ha contado con la ponencia de Hermelindo Castro Noguera de la UAL sobre «Interfaz ciencia-gestión:gestión sostenible del agua en la agricultura almeriense, con la que ha tratado de explicar el concepto de interfaz ciencia-gestión y su utilidad para la resolución de problemas de gestión del agua en los escenarios del cambio climático y del cambio global en ambientes semiáridos. Castro Noguera ha expuesto su utilidad como herramienta para continuar avanzando por la senda de la sostenibilidad a través de la experiencia de 5 talleres de interfaz que ilustran, de forma práctica, su aplicación en el ámbito de la gestión del agua en la agricultura almeriense.
Por su parte José Jesús Casas Jiménez.-Grupo de Investigación Ecología Acuática y Acuicultura RNM-346, Departamento de Biología y Geología, Universidad de Almería que ha tratado sobre «Biodiversidad acuática y horticultura intensiva: de la explotación al beneficio mutuo». Casas Jiménez ha destacado que: El paradigma de la productividad imperante en la agricultura mundial desde la revolución industrial y, en particular desde la revolución verde de los años 50-60 del pasado siglo, logró su objetivo principal de erradicar hambrunas en numerosos países. Los costes de tal intensificación y expansión de la agricultura fueron pronto advertidos, alentando un intenso debate social sobre los riesgos para la salud y degradación ambiental. Al inicio de los años 90 la Conferencia sobre el Ambiente y el Desarrollo auspiciada por las Naciones Unidas propuso una «nueva revolución verde» bajo el nuevo paradigma de la sostenibilidad: mantener o aumentar la productividad sin alterar sustancialmente el soporte ambiental de la agricultura para garantizar la estabilidad del sistema productivo. Los impactos ambientales de la intensificación agrícola son muy conspicuos en los ecosistemas acuáticos continentales del Mediterráneo: hasta un 60% de los humedales de España han sido desecados y el resto sufren claros síntomas de eutrofización, y la inmensa mayoría de los tramos medios y bajos de los ríos están, secos regulados y/o contaminados. Tales alteraciones han determinado una gran merma de la biodiversidad que estos ecosistemas albergan. En Almería, los principales impactos de la horticultura intensiva radican en el intenso proceso de eutrofización (exceso de nutrientes) de algunos humedales litorales y la dulcificación y aumento de la permanencia de la lámina de agua que sufren otros, en ambos casos consecuencia de la recepción de lixiviados agrícolas. Por otra parte, la horticultura intensiva ha generado en esta provincia una enorme cantidad de balsas de riego (más de 600 ha de superficie total) que tienen un gran potencial para albergar biodiversidad ligada al medio acuático. Una gestión con criterios ecosistémicos de estas balsas podría mejorar este potencial ambiental a la vez que reportar beneficios directos e indirectos a la actividad agrícola».
La agricultura intensiva es el motor de nuestra economía, y para garantizar que lo siga siendo durante muchos más años, necesitamos hacerla más sostenible, realizando un uso más eficiente de los recursos disponibles. Por ello, más que nunca, es importante definir de qué manera se pueden gestionar los recursos básicos, como el agua, sin agotarlos, garantizando una horticultura rentable a futuras generaciones.