El último número de este boletín editado por Fundación Cajamar recoge los ajustes que vive el sector agroalimentario ante los datos poco positivos de la situación socioeconómica actual. Las cifras de oferta de productos agroalimentarios se estancan aunque la industria de la alimentación y bebidas de momento, tiene la facultad de mantener el valor añadido de sus productos.
El sexto número de este informe trimestral de la Fundación Cajamar sintetiza y analiza la información microeconómica generada por el sector agroalimentario que ofrecen los principales organismos oficiales y asociaciones corporativas. Su contenido está elaborado de una manera clara y concisa para todos los profesionales e interesados del sector de la agroalimentación.
La economía mundial ha notado en el último trimestre la onda expansiva de la crisis de deuda con epicentro en Europa. Las dificultades de financiación de los estados se transmiten a los sistemas financieros nacionales y drena posibilidades de crecimiento y desarrollo económico, dificultando la financiación de las empresas y las familias. Por otro lado, la incertidumbre generada sobre la capacidad de pago de algunas economías europeas está comenzando a producir un efecto rebote en los países teóricamente más fuertes como Alemania, a raíz de la fuerte exposición de su banca a la deuda hispana.
Todas estas sombras están enfriando la demanda mundial, provocando que las grandes fábricas del mundo se resientan, por su fuerte dependencia de las exportaciones. Es el caso de China e India.
En el ámbito nacional, la economía española se encuentra nuevamente asediada por la desconfianza con prima de riesgo en nuevos máximos. A falta de una devaluación competitiva, y con una creciente austeridad fiscal, España está viviendo una devaluación interna en toda regla. Es decir, el ajuste de los niveles de ingreso y de vida de los españoles, para reducir los costes de nuestros productos y servicios y recuperar competitividad. Y eso es lo que estamos haciendo. En esta tesitura, a las empresas que quieran crecer no les va a quedar más remedio que buscar su mercado fuera de España. No obstante, el enfriamiento de la economía mundial va a tener con toda seguridad una repercusión en términos de comercio internacional, lo que restará posibilidades de expansión a nuestras empresas.
Oferta
En lo que se refiere a las producciones, cereales leguminosas y cultivos industriales y forrajeros han sido los más afectados por las condiciones climáticas desfavorables del comienzo del año natural. Así, la mayor parte de los cereales han sufrido reducciones en sus producciones que alcanzan los dos dígitos, siendo los casos más extremos el de la avena (-34,1%), la cebada (-27,1%) y los cereales de otoño-invierno (-24,8%). El cultivo menos afectado es el del maíz que, a la espera de los datos finales de cosecha, sólo ha perdido un 1,1% de su producción total.
Con respecto a la patata, las estimaciones de producciones parecen marcar una tendencia ligeramente creciente, a falta de una estimación de la producción de patata tardía. Por su parte, los datos ofrecidos para los cultivos industriales y forrajeros muestran nuevamente los efectos perniciosos de la climatología junto con los de las reducciones de superficies comentadas más arriba. En el caso de las hortalizas, la mayor parte de las mismas ofrecen resultados positivos, aunque habas verdes y cebollas caen en proporciones similares a las reducciones de superficie. En el extremo opuesto nos encontramos calabacín, fresa y fresón, y la sandía, con crecimientos por encima del 10%.
Respecto a la producción cárnica, tras la caída de los últimos meses de 2011, el comienzo del año ha supuesto una variación de esa tendencia. No podemos hablar de clara recuperación de la producción, pero sí de al menos una cierta estabilización de la misma. Entre enero y abril el volumen de carne que salió de los mataderos españoles fue un 3,71% superior a la del mismo intervalo temporal de 2011.
Demanda
Actualmente la evolución de la demanda continua en una situación complicada desde la entrada en recesión de la economía española. En un escenario en el que el porcentaje de paro sobre la población activa supera el 24%, la renta de las familias es cada vez más débil y la tendencia al consumo menor, esta circunstancia añadida a un incremento del impuesto al valor añadido no incentiva la adquisición de productos, ni augura una recuperación a corto plazo.
Las compras de alimentación y bebidas realizadas por los hogares españoles se han mantenido prácticamente constantes, si se consideran las cantidades acumuladas desde enero hasta mayo, con una ligera variación positiva, del 0,47%. Cada una de las componentes ha manifestado un comportamiento diferente, así el volumen consumido en el ámbito de la alimentación se ha incrementado durante estos meses con respecto a los mismos del año anterior en un 1,08%. Este aumento ha venido acompañado de un ligero retroceso en el valor que ha sido cuantificado en un 0,32%. El consumo de bebidas, sin embargo, ha disminuido en un 1,75%, pero el importe correspondiente ha sido superior en un 1,89%.
En cuanto a la demanda de las industrias de la alimentación y bebidas, ésta ha frenado su desaceleración. Así, los índices de pedidos han evolucionado positivamente en los últimos meses, tras el descenso de primeros de año. No obstante, se observa como la alimentación mantiene una tendencia a la baja desde el año pasado.
Comercio Exterior
Hasta el mes de abril la única componente exportadora de las analizadas que ha modificado su tendencia al alza ha sido la correspondiente a la industria de las bebidas. Esta industria ha presentado, además, un incremento interanual acumulado del 17,5%. Las ventas exteriores del resto de productos, así como el total han continuado descendiendo, siendo destacable que nuevamente es la exportación de productos correspondientes al sector primario la que se ha visto más afectada, con una tasa de variación del acumulado del -2,74%. No obstante, la industria de la alimentación no ha cruzado el Rubicón de los números rojos, habiendo sido su exportación un 2,3% superior a la del mismo mes de 2011 y un 7,13% a la del mismo periodo (enero-abril), a pesar de la reducción de las tasas de variación. Estas cifras muestran que la industria de la alimentación y bebidas de momento, tiene la facultad de mantener el valor añadido de sus productos. Aunque como se ha indicado anteriormente, la marcha de las exportaciones en general y de las del sector agroalimentario en particular, depende de la situación económica de Europa y de la reactivación de su consumo.