En más de 650 millones de euros cifró la propia Consejería andaluza de Agricultura las pérdidas que ya, a mediados de marzo, habían sufrido los agricultores y ganaderos andaluces a causa de las heladas y la sequía. Unas pérdidas que de no ser por el Plan de Seguros Agrarios Combinados hubieran llevado a la quiebra a miles de explotaciones agrarias, que se hubieran visto obligadas a echar el cierre, con la consiguiente pérdida de riqueza y empleo.
Las declaraciones que realizó el consejero andaluz de Agricultura, Luis Planas, en su reciente visita a Almería, donde afirmó que «había que reflexionar sobre el apoyo público al seguro agrario», han puesto en alerta a los agricultores y ganaderos andaluces, que ven peligrar la herramienta fundamental con la que cuentan sus explotaciones para hacer frente a las adversidades climáticas.
Desde ASAJA-Andalucía esperamos que el resultado de esas reflexiones sea el apoyo incondicional, claro y decidido a un sistema que ha demostrado sobradamente su utilidad. Así lo entiende el presidente de ASAJA-Andalucía, Ricardo Serra, quien ha manifestado que «el seguro agrario es el último salvavidas con el que cuenta esta industria sin techo en la que el pedrisco, el incendio, las sequías, las heladas, las inundaciones, el viento huracanado o el viento cálido, las nevadas a destiempo, las escarchas, el exceso de humedad, las plagas y enfermedades y otras adversidades climáticas son por desgracia habituales».
Para el ejercicio de 2011 la Consejería de Agricultura de Andalucía redujo en un 50% el apoyo a la contratación de seguros agrarios respecto a 2010. Esta partida que supuso en 2011 algo más de 10 millones de euros, no puede ser cuestionada, pues es este pequeño apoyo, unido al que presta también el Ministerio de Agricultura, que para el Plan de 2012 aportará algo más de 274millones de euros, el que incentiva a miles de agricultores y ganaderos andaluces a contratar aquellas líneas de seguro que ofrecen cobertura a sus explotaciones.
La variabilidad climática de España llevó a que ya en los primeros gobiernos de la transición nuestro país optara por dotarse de un sistema de seguros agrarios que, gracias a una pequeña subvención pública, incentiva la contratación de seguros agrícolas y ganaderos. Este sistema, que se ha ido mejorando y perfeccionando durante más de 30 años, constituye un modelo para el resto de Europa. La garantía de este sistema estriba precisamente en el apoyo que le prestan las administraciones, por lo que un paso atrás en este momento de la consejería de Agricultura de la primera región agraria de España se traduciría en una clara falta de apoyo al sistema nacional de seguros agrarios, abocándolo a su desaparición para ser sustituido por sistemas privados de aseguramiento alejados de los intereses generales del sector.
En un año en el que la sequía ha reducido en un 70% la producción andaluza de cereales y en consecuencia los ingresos de los agricultores, es el seguro agrario la única garantía para dar continuidad a las explotaciones. Así, sólo en Andalucía y gracias a «ese pequeño apoyo público», como lo definió el consejero Planas, los agricultores de cereales han percibido indemnizaciones de más de 40 millones de euros, mientras que los ganaderos andaluces que tenían contratado el seguro de sequía en pastos han percibido un montante global de 18 millones de euros que les han permitido hacer frente a la compra de piensos y forrajes para alimentar a sus rebaños. Recordemos que por los daños ocasionados por las heladas este mismo año, gracias al seguro, por ejemplo los productores de frutas y hortalizas han recibido 5 millones de euros.