La Fundación Cajamar junto a AEPLA – la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas – han concluido con éxito el ciclo de talleres sobre «Eficiencia y seguridad en la aplicación de fitosanitarios», en los que han participado 312 agricultores. Estos talleres se han desarrollado en la Estación Experimental de la Fundación Cajamar con un marcado carácter práctico, para comprobar in situ que la aplicación de fitosanitarios con carretilla se aprovecha prácticamente todo el producto a diferencia de la aplicación con lanza/pistola, con la que gran parte del caldo cae al suelo.
Además es más homogénea y no depende ni de la pericia, ni del grado de cansancio de quién lo maneja. A ello se añade la seguridad del operario, porque no se moja al pasar por las líneas de cultivo, ya que se camina en sentido contrario a la nube de pulverización, tratando ambos lados de las calles de una sola pasada.
Actualmente la Directiva 2009/128/CE de Uso Sostenible de Productos Fitosanitarios, está en proceso de trasposición en España, y entre sus objetivos está la reducción de riesgos derivados del uso de productos fitosanitarios para la salud humana y el medio ambiente. Por ello, AEPLA junto con la Fundación Cajamar han impartido nueve talleres sobre «Eficiencia y seguridad en la aplicación de fitosanitarios» entre mayo y junio, a los que han asistido 312 agricultores.
AEPLA recomienda el uso de la carretilla manual de pulverización entre los agricultores que, además de conectarse a las instalaciones fijas existentes en los invernaderos, ofrecen importantes ventajas frente a otras herramientas como la pistola o lanza, una mayor eficacia en la aplicación, una menor exposición del operario y una mayor comodidad para el aplicador, como quedó comprobado en el estudio realizado por Nuyttens, dentro del Proyecto SUI, Safe Use Initiative, que puso en marcha la industria y fue financiado por la ECPA, European Crop Protection Association.
Las conclusiones del estudio arrojaron datos de mitigación de exposición al aplicar fitosanitarios con la carretilla manual, comparándolo con la pistola y la lanza. Con el uso de la carretilla manual, se obtuvieron datos de reducción de la exposición del operario de veinticinco veces menor, con una distribución de la pulverización más homogénea y con una eficiencia biológica, igual o mejor, que con la lanza o la pistola.
La carretilla está dotada de barras verticales, se desplaza entre las líneas de cultivo, y permite controlar mejor la velocidad del trabajo y la uniformidad de la aplicación.
Mª del Carmen Márquez, de AEPLA, expuso datos sobre la situación legislativa actual de la SUD,Directiva de Uso Sostenible, en apartados tan importantes para nuestros agricultores, como son la GIP, Gestión Integrada de Plagas, la formación, la venta de productos fitosanitarios, la manipulación y almacenamiento de los productos fitosanitarios, envases y restos vegetales y sobre el RD 1702/2011 de Inspecciones Periódicas de los Equipos Aplicación de PPFF , que será obligatorio a partir de Noviembre de 2016.
Corpus Pérez, de la Estación Experimental, presentó otro método que mejora la eficiencia de los tratamientos fitosanitarios, la utilización de los sublimadores de azufre para controlar el oídio en los cultivos en invernadero. Explicó que el propio dispositivo administra de forma idónea el producto, sublima azufre y con ello reduce la incidencia del oídio en los cultivos, e hizo hincapié en la necesidad de usar protector junto al sublimador para evitar la degradación de los plásticos por acumulo de azufre.
Con la carretilla se logra una mayor penetración en el cultivo y hay menos pérdidas de producto al suelo. Se produce una mayor uniformidad de las aplicaciones al no depender del movimiento del brazo de un operario, de su cansancio o de su mayor o menor habilidad. Además su exposición es menor, dado que se arrastra el equipo alejándose de la nube de pulverización, sin tocar las hojas recién tratadas y se mantiene una mayor distancia entre el operario y las boquillas.
Durante la parte práctica se realizó una demostración de aplicación con lanza y con carretilla. Se trataron dos calles, una con carretilla y otra con lanza. El operario llevaba en varias partes de su traje, papeles hidrosensibles, y para comprobar la eficacia del tratamiento, se pusieron también papeles a seis plantas de cada calle, y en cada una de las plantas, tres papeles, repartidos a diferentes alturas; arriba, en medio y abajo.