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Las exportaciones impulsan el sector agroalimentario español

El número 5 de Coyuntura Agroalimentaria elaborado por la Fundación Cajamar y disponible para libre descarga en su web profundiza en el estudio de las principales variables de la agroalimentación española. Esta publicación se dirige a todos los profesionales e interesados en el sector agroalimentario. Este informe asegura que el contexto internacional ha mejorado en los últimos meses. Las previsiones del FMI de abril señalan en esta dirección y aportan algo de tranquilidad al convulso momento económico. No obstante, la situación de la Eurozona es una olla a presión en la que las fuerzas expansivas de los gases están poniendo a prueba las paredes del euro.

 

No obstante, los gabinetes de análisis se muestran muy precavidos con la valoración de estas revisiones alcistas y, sobre todo, con las relativas a China cuya economía, aunque sigue creciendo con tasas robustas, lleva meses desacelerándose, hasta el extremo de que la política monetaria del gigante asiático ha cambiado de sesgo.

Los precios de las materias primas, que venían cayendo durante casi todo 2011, parecen haber encontrado una nueva resistencia, que podría estar señalando una mejora de la demanda de las mismas, aunque también implica una cierta inflexibilidad de la oferta para incrementar su producción y mantener unos precios bajos. La recuperación será a unos niveles de precios de los insumos básicos de 2008, aún en plena fase ascendente del ciclo, lo que dificultará la creación de riqueza.

En el entorno económico nacional no abundan las buenas noticias. Casi todos los indicadores muestran tendencias negativas, salvándose apenas la situación por la buena contribución de las exportaciones industriales. La demanda nacional sigue en estado de shock, y es complicado que se pueda superar esta situación a corto plazo, ya que el proceso de desendeudamiento está resultando más costoso de lo inicialmente previsto y los intensos recortes en el gasto público están pesando sobre la confianza de las familias y empresas españolas. El circuito del crédito no se ha normalizado y esta es una condición necesaria para comenzar a salir del atolladero.

Climatología y embalses

La evolución de las temperaturas durante los dos primeros meses del año ha sido dispar. El mes de enero ha presentado valores muy similares a los de la media de los últimos cinco años, mientras que los registros de febrero han sido más bajos que en el periodo de referencia para el conjunto nacional. Estos datos ponen de relieve la ola de frío que tuvo lugar los últimos días de enero y principios de febrero. De hecho, en todas las provincias españolas los registros han sido inferiores al periodo de referencia en este último mes. Esta circunstancia habrá debido repercutir negativamente en las producciones agrícolas. Las precipitaciones por su parte, han continuado la tendencia a la baja comenzada a finales de 2011. La reducción de las lluvias ha sido tal que durante el mes de febrero Extremadura, Almería, Cádiz, Huelva, Castellón, Valencia, Huesca, Girona, Tarragona, León y Valladolid han presentado registros medios inferiores a un milímetro por metro cuadrado. En muchos cultivos el daño puede ser importante en producción, y en costes para aquellos casos en los que se haya podido aportar agua de riego. Los ganaderos, por su parte, se enfrentan a una situación de escaso pasto para el ganado y la necesidad de comprar más pienso adicional para su mantenimiento el cual, además, se ha encarecido por la escasez. Esta circunstancia afecta una vez más a la estructura de costes y al margen de explotación de los productores.

Los datos publicados por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente respecto a la situación e los embalses nos muestran que durante estos meses se ha pasado de superar la media de reserva de los diez últimos años, a estar por debajo de la misma, concretamente en un 6,37%. La comparación con respecto a los niveles del año anterior es todavía más acusada, del 25%.

Superficies y producciones

La superficie de cereales de invierno durante 2011 ha sufrido un retroceso del 2,4%. Sin embargo, su producción final se ha incrementado ligeramente en apenas un 1%, lo que ha puesto de manifiesto un mayor rendimiento en dicho periodo, debido a las lluvias acaecidas durante ese tiempo. En cuanto a los tubérculos, la extensión dedicada a su producción ha aumentado para todas las variedades clasificadas por su temporalidad, excepto para las de media estación en las que ha descendido un 6,7%.

Respecto a los cultivos industriales, se mantiene la evolución al alza de las plantaciones estivales de remolacha, de manera que éstas se han incrementado en un 19,5% en superficie y un 35% en producción. También han crecido las hectáreas destinadas al cultivo del algodón, aunque de forma más modesta. No obstante, las toneladas obtenidas por hectárea han mejorado considerablemente.

La mayor parte de las hortalizas han presentado una tendencia favorable en superficie durante el pasado año, salvo la lechuga, el tomate y la berenjena. En todos los casos, los retrocesos no han sido muy elevados, aunque la tendencia es muy significativa. Así las previsiones para el año en curso no son muy halagüeñas. Las estimaciones de producción para este año muestran incrementos en escarola y berenjena y retrocesos en tomates y habas verdes.

La producción de cítricos en 2011 ha sido muy positiva para el limón que ha aumentado un 15,4% las toneladas obtenidas; de hecho, ha sido el cítrico con mejor comportamiento. Las toneladas cosechadas de pomelo se han mantenido constantes con respecto a 2010. Naranjas y mandarinas, sin embargo, han evolucionado de forma negativa, siendo las satsumas las que más han mermado en términos de toneladas producidas.

Respecto al sector vitivinícola, es destacable que los distintos segmentos analizados en relación al producto procesado han evolucionado desfavorablemente, con retrocesos del 4,8 y del 1% para la uva de vinificación y del vino y el mosto, respectivamente. La uva de mesa, sin embargo, es la única que ha incrementado sus cifras de producción en un 20,8%.

Y en cuanto al sector del olivar no ha evolucionado de forma muy positiva. Así, los datos muestran un ligero retroceso en la aceituna de almazara, del 0,8%, que finalmente no ha tenido un reflejo en la cantidad de aceite transformada. No obstante, la situación más desfavorable ha venido de la mano de la aceituna de mesa que ha descendido en un 17,0%.

La variación interanual del peso medio de carne durante el mes de noviembre se mantuvo en términos positivos aunque inferiores a los de los meses precedentes. Durante diciembre, dicha variación cayó hasta alcanzar el signo negativo, con un 1,87% menos de carne disponible. No obstante, los datos correspondientes al primer mes del año muestran una recuperación con un porcentaje ligeramente superior al 1%. Así, la oferta de carne se ha recuperado levemente, pero con escasas expectativas de una gran remontada, debido en gran parte a la escasez de lluvias que está sufriendo el país, la menor cantidad disponible de pasto y por consiguiente, el encarecimiento de la alimentación animal.

Respecto a la oferta industrial, la tendencia mostrada por el IPI de alimentos y bebidas sigue manteniéndose en los términos de meses anteriores. Así, la de los alimentos continúa con un lento crecimiento (no exento de numerosos vaivenes) y la de las bebidas se estabiliza. No obstante, el comportamiento ya comentado del consumo nacional, complica el arranque de año para estas industrias que, si quieren crecer, tendrán que buscar bien nuevos mercados fuera de España, bien nuevos productos con demanda solvente, cosa bastante complicada en un entorno de paro creciente y recesión económica. La depresión de la demanda interna y las dificultades de financiación complican sobremanera nuevas inversiones, por lo que el potencial de desarroll
o de esta industria se ve a corto plazo más vinculado a la exportación que al mercado nacional.

La demanda, en estado de shock

La confirmación de la nueva entrada en recesión de la economía española hace suponer que los componentes de la demanda nacional son los principales factores que explican esta situación. No obstante, la demanda de alimentos no es demasiado elástica respecto al precio, por lo que las reducciones en este capítulo serán menores que en el conjunto de los bienes y servicios. Lo que, desde luego, sí se espera que suceda y con altas probabilidades es que sigan cambiando los hábitos de consumo de los españoles, inclinándose aún más hacia las marcas blancas y concediéndole al precio una mayor importancia en la decisión de compra. De aquí se deriva que también se espere una mayor presión de los precios de venta hacia el productor primario, desde la distribución minorista. La información de la que se dispone sobre la marcha de la distribución de alimentos, pone de manifiesto que, a pesar de lo comentado, la tasa de variación de las ventas en términos constantes parece evolucionar favorablemente en entre el último tercio de 2011 y el primero de 2012, aunque dicha mejoría es bastante menos notoria para el caso de las grandes superficies. Como ya se ha mencionado, las presiones añadidas sobre el consumo nacional van a condicionar el comportamiento de la demanda de los hogares. Es muy probable que el canal HORECA siga cayendo y que parte de su consumo se traslade a los hogares, aunque con un efecto neto total de una menor demanda.

Con respecto a la demanda de las industrias de la alimentación y bebidas, es clara la tendencia a la desaceleración de la misma. El enfriamiento de la demanda de consumo final está, en última instancia en el fondo de este comportamiento. Como ya se ha comentado no parece razonable esperar una mejora de la demanda interna nacional, por lo que las vías de crecimiento sólo se pueden encontrar en la exportación. Habrá que buscar nuevos consumidores para nuestros productos en mercados más lejanos.

El comercio exterior como salvavidas

El sector primario es el que peor comportamiento exportador ha presentado hasta el mes de diciembre de 2011, de los diferentes componentes agroalimentarios, con una variación interanual acumulada para el conjunto del año del 3,9. El desenvolvimiento de la industria de los alimentos y bebidas ha sido sustancialmente mejor, lo que sin duda está relacionado con la mayor capacidad ésta para mantener sus precios e incorporar mayor valor añadido por unidad física. Así, la industria de los alimentos exportó un 12,8% y la de las bebidas un 16,8% en 2011 con respecto a 2010. No obstante, está por ver si las distintas componentes agroalimentarias de la exportación siguen la tendencia general para los meses siguientes, por lo que el pronóstico es que se producirá una desaceleración de las exportaciones a los destinos europeos y, por ende, del total, al menos hasta que en Europa comiencen a mejorar los niveles de actividad y consumo de nuevo.

Los precios a la baja

Tras la aparente estabilidad mostrada por los precios percibidos por los agricultores durante el verano de 2011, el final de año ha supuesto un evidente deterioro de las cantidades cobradas por sus productos, hasta el punto que tanto los precios agrícolas como los totales del sector primario se encuentraban en diciembre con tasas negativas, es decir, con precios ya decrecientes con respecto al año anterior. La excepción la ha supuesto la ganadería, que seguía manteniendo unos crecimientos de sus precios positivos y estables. Sin embargo, detrás de este comportamiento no hay razones de demanda, sino de aumento de los costes de producción, ya que en los últimos meses tanto el pienso como los insumos relacionados con los sumistros han sufrido importantes crecimientos.

Por su parte, los precios de los alimentos procesados continuaron con su ajuste, quedando su tasa de crecimiento en marzo en el 1,4%, cinco décimas por debajo de la inflación general en el mismo mes (1,9%). Los precios de las bebidas han seguido creciendo en el entorno del 2,5% (en marzo fue del 2,6%), mostrando una clara resistencia a la baja, al contrario de lo que sucede con el resto de bienes. Es muy posible que en los próximos meses la contención de la demanda termine por lograr vencer esa resistencia, aunque la llegada del verano aliviará la situación.

En los últimos meses, las diferencias entre los precios pagados por los consumidores y los percibidos por los agricultores han tomado una senda contractiva. Los precios ganaderos, en los que históricamente menos diferencias se producen, se está produciendo una leve tendencia a la baja, con una pendiente muy suave y en el entorno de los 3 euros. El comportamiento de las diferencias en los precios agrícolas si está marcando una tendencia más clara (esta serie mantiene una senda mucho más nerviosa que la anterior) a la baja, aunque moviéndose todavía en niveles superiores a los de hace 12 meses.

Los costes alivian la presión

Con datos de diciembre de 2011, los precios pagados por los agricultores han seguido una clara tendencia de desaceleración desde los máximos alcanzados en los primeros meses del año. Las presiones crecientes de la demanda y las consecuencias que sobre los productores primarios plantean han terminado por afectar también a los precios de los insumos, aunque claramente muy por debajo de las repercusiones sufridas por las cotizaciones de las producciones primarias. Los insumos que más han contribuido a la tasa final de los precios pagados en 2011 han sido energía y lubricantes (en línea con los precios internacionales del petróleo) y fertilizantes, ambos por encima del 13%. La tasa final de los consumos corrientes fue del 4,4%, con sólo dos componentes abaratándose con respecto a 2010: tratamientos zoosanitarios y protección fitopatológica. Los bienes de equipo mantuvieron sus niveles de manera bastante estable a lo largo del ejercicio, cerrando el año en el entorno de la inflación general.

Con respecto a la mano de obra en las actividades primarias, la mayor parte de los incrementos salariales se están alineando en torno al 2%, aunque aún hay algunas labores que destacan incluso por encima del 3%, como es el caso de la poda (4,9% con datos de abril), recolección de frutales y agrios (3,4%) y recolección de aceitunas (3,4%). Lo previsible es que la tendencia a la contención salarial se siga produciendo a lo largo de 2012.

En el caso de la industria alimentaria, el proceso de contención salarial ya se ha producido, tal y como se recogía en anteriores ediciones de esta publicación. En el caso de la industria de los alimentos, la tasa interanual en diciembre de 2011 era negativa (por tercera vez en el conjunto del ejercicio), poniendo de manifiesto la profundidad del proceso de ajuste por el lado de los costes de las empresas del sector. Asimismo, en las bebidas, aunque la tasa final del último trimestre de 2011 fue del 0,54% y, por tanto, positiva, es evidente que se sitúa por debajo de las tasas correspondientes del conjunto de la industria y del propio IPC, que nos sirve para evaluar en términos reales estas variaciones.

El empleo se deteriora, pero menos…

Con datos desglosados también a marzo, se produce una pérdida en los afiliados y un aumento del desempleo. En el primer caso, las afiliaciones caen en todos los segmentos del complejo agroindustrial nacional, si bien en el caso de la agricultura el movimiento es muy leve. En cualquier caso, estos descensos están por debajo del que se ha producido en el conjunto de la economía. Analizando la evolución del desempleo con una perspectiva temporal podemos señalar que mientras que el ritmo de crecimiento del desempleo primario parece tender a estabilizarse, en el resto de subsectores ha tomado de nuevo una pendiente creciente, siguiendo el movimiento de la var
iable para el conjunto de la economía.

En el entorno económico que se ha venido reseñando en este documento previamente, las expectativas no son demasiado halagüeñas de cara a la creación de empleo. La notoria debilidad de la demanda interna no va a favorecer el empleo en los sectores, aunque las buenas temperaturas del invierno condicionarán las necesidades de mano de obra en las labores de recolección de los diversos cultivos. La industria, por su parte, se está viendo afectada tanto por la debilidad interna como por el empeoramiento de la situación en la Unión Europea. Por tanto, sus expectativas van a depender muy claramente de la capacidad para adquirir cuota de mercado en las economías emergentes, que son las que presentan un crecimiento más firme en los últimos años.

María José Martínez Pardo

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