Ante la globalización de los mercados, los bajos precios y la fuerte competencia internacional, la integración del sector cerealista se revela clave para garantizar la rentabilidad de las explotaciones andaluzas. Ésta es la principal conclusión defendida hoy por profesionales a nivel nacional e internacional en la tradicional Jornada Técnica de Cereales de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, que se ha celebrado en la sede de la cooperativa Campo de Tejada, de Escacena del Campo (Huelva). La sesión ha contado con el apoyo de la Consejería de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo y Caja Rural del Sur.
El presidente del sector de Cultivos Herbáceos de la federación, Alejandro Oliver López, y el presidente de Campo de Tejada, José Ortega Cabello, han sido los encargados de inaugurar el encuentro, que ha puesto el foco en comparar y poner en valor las oportunidades que ofrece el mercado a los productores de cereales de la región.
En este sentido, la portavoz de la Subdirección General de Cultivos Herbáceos e Industriales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Pilar Galán López-García, ha explicado el trabajo que se está realizando a través de la Red de Cultivos para valorar “el impacto que puede tener el modelo productivo en la competitividad y resiliencia de las explotaciones cerealistas”.
Por su parte, Jesús Llorente Gil, jefe de Departamento de la Gerencia de Producción, Mercados e Industrias de Tragsa, ha desgranado los datos obtenidos en materia de costes e ingresos de la última campaña a nivel nacional, de la que se concluye “la fuerte dependencia que tiene el sector de las ayudas desacopladas” para obtener un margen estrecho de beneficios. En comparación con otras zonas productoras a nivel mundial, el tamaño de las explotaciones es uno de los motivos que condiciona estos resultados, según ha manifestado.
Ante la exposición de estas conclusiones, el director del sector de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias de España, Antonio Catón Vázquez, ha sido contundente a la hora de defender la integración para competir en un mercado globalizado. Tras analizar una campaña marcada por unas bajas precipitaciones y unas temperaturas no muy elevadas, el responsable técnico del sector a nivel nacional estima que la producción estará en la media de otros ejercicios, entre los 18 y 20 millones de toneladas, lo que situará los rendimientos nacionales por encima de la media europea. Para Antonio Catón, las buenas previsiones y un consumo nacional de 36 millones de toneladas, impulsado por la ganadería y la industria pastera, son signos suficientes para decir que el sector “tiene oportunidades”. En su opinión, la fórmula para garantizar la rentabilidad de los productores cerealistas nacionales y la competitividad en los mercados internacionales frente a explotaciones extensivas de Europa del este es “la organización”.
Para demostrar los beneficios de la fusión cooperativa, el director comercial de la cooperativa agrícola gala Arterris, Nicolas Prévost, ha expuesto cómo el impulso a partir de los años 90 de la integración, cuando en Francia había más de 430 entidades del sector, ha sido clave para competir en Europa con gigantes cooperativos que facturan más de 10.000 millones de euros. En la actualidad, Francia cuenta con 165 entidades y la unión cerealista del país le ha permitido a este grupo, con 25.000 socios y una facturación superior a los 1.000 millones de euros, ser el primer productor de cereales del país.
La jornada ha concluido con una exposición de los primeros resultados obtenidos por el grupo operativo Tridurand, impulsado por Agrovegetal, con el apoyo de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, Pastas Gallo e Ifapa. Como ha indicado el director técnico de Agrovegetal, Ignacio Solís Martel, el equipo de trabajo ha obtenido resultados satisfactorios en su primer año de ensayos con variedades de trigo duro de alta calidad adaptadas a las condiciones climáticas de Andalucía. El objetivo del proyecto es impulsar la producción cerealista de trigo duro en la región para poder abastecer a la industria semolera y pastera más exigente y competir con los productores de Canadá y Estados Unidos.