La Federación Nacional de Mujeres y Familias del Ámbito Rural, Amfar, quiere aprovechar este 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, para rendir homenaje a los más de seis millones de mujeres rurales españolas. Mujeres tan fuertes como la tierra que pisan, que dirigen explotaciones agrícolas y ganaderas, que cuidan de los familiares dependientes, que abren pequeños negocios rurales. Mujeres que se han convertido en la clave para frenar la despoblación que amenaza a los municipios rurales españoles.
Para la presidenta nacional de Amfar, Lola Merino, la España Rural necesita a las mujeres rurales para frenar la despoblación y el envejecimiento que tan gravemente afectan al 90% de la superficie española. Las cifras son preocupantes. Durante los últimos años, la población rural pierde 45.000 habitantes por año.
A esto hay que añadir que el 60% de los más de 8.000 municipios españoles se encuentra gravemente aquejado por la extinción demográfica. No solo pierden habitantes, sino que registran bajas tasas de natalidad desde hace incluso décadas.
Un problema que ha trasvasado nuestras fronteras. Tanto es así, que el Parlamento Europeo ha aprobado estos días que la despoblación se convierta en un criterio prioritario a la hora de repartir los fondos de cohesión para el periodo 2021-2027, considerando que el reto demográfico debe ser un asunto de máxima preferencia.
En la última década, se ha producido un notable incremento en la incorporación femenina a la agricultura, la ganadería, la silvicultura o la pesca, donde el 27% de la población activa española ya son mujeres.
Las mujeres, según la presidenta de Amfar, Lola Merino, van cobrando protagonismo en sectores masculinizados como el sector agrario. En España, las mujeres ya representan un notable 37% del total de perceptores de las ayudas directas de la PAC y el 33% de los perceptores de las ayudas concedidas en materia de desarrollo rural. “Cifras nada desdeñables, ya que las mujeres empiezan a tomar las riendas de las explotaciones agrarias, en puestos de responsabilidad en Cooperativas, en Organizaciones Profesionales Agrarias o en Grupos de Acción Local”, destaca Merino.
No obstante, algunas medidas puestas en marcha para dar visibilidad al trabajo de las mujeres en el campo, como la Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias, no termina de cuajar. Actualmente sólo 522 mujeres se han dado de alta en esta figura en España, mientras que el 82% de las mujeres que trabaja en el campo son consideradas ayuda familiar.
Es evidente la apuesta femenina por el autoempleo en las zonas rurales españolas. Según datos de ATA, el 55,3% de los nuevos emprendedores en 2018 fueron mujeres. En términos absolutos, las mujeres representan el 35,6% del total de autónomos en España, cifra que asciende hasta el 54% en el medio rural.
La presidenta de Amfar, Lola Merino, incide en que el perfil de la autónoma es el de una mujer casada (54,3%) y con hijos (59% de los casos), por lo que “gestionar su propia empresa lleva añadida la gestión de su propio tiempo y compaginar las tareas domésticas, especialmente cuando se trata del cuidado de personas a cargo, hijos, mayores o dependientes”.
Amfar quiere aprovechar este 8 de Marzo para reivindicar políticas que garanticen los servicios sociales en las zonas rurales, una adecuada implantación de las nuevas tecnologías que promuevan la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, que generen empleo de calidad, que garanticen la corresponsabilidad en la vida profesional y familiar y que fomenten la incorporación de mujeres y jóvenes al mundo laboral.
«Debemos dar oportunidades a las mujeres y a los jóvenes que quieran formar parte del engranaje emprendedor, facilitándoles las herramientas necesarias, aprovechando su talento para encontrar oportunidades laborales en aquellos recursos que vertebran y dan vida a nuestro medio rural».