La Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos considera que este año agrario se ha caracterizado por el anuncio de muchos cambios, pero de poca materialización de los mismos, a excepción de los capítulos del mercado internacional y sus consecuencias negativas para los productores.
Unión de Uniones identifica a Luis Planas como uno de los principales protagonistas de 2018, del que se esperó mucho, tras la salida de Tejerina y el Gobierno del Partido Popular y que, sin embargo, ha seguido la misma línea continuista de su antecesora, sin realizar apenas reformas y, ni mucho menos, atreverse a derogar la ley de representatividad y convocar elecciones al campo.
Por lo que respecta a la futura reforma de la PAC, Unión de Uniones considera que aun habiendo anunciado el recorte del 5% del presupuesto a causa del Brexit, la Política Agraria Común tiene mucho que especificar aún.
En este sentido, la organización cree que, desde el Ministerio, sólo se ha continuado repitiendo, “queremos una PAC fuerte”. “Mismos discursos de siempre, algunas figuras evolucionadas en las propuestas de la Comisión, como el agricultor genuino, pero, en sustancia, pocos cambios” – comentan desde la organización – “Lo que sí hay es mucha incertidumbre sobre si, finalmente, se hará esa reforma cuando se esperaba o se retrasará un par de años y qué conllevará realmente”.
Por otro lado, la PAC ha sido criticada por Trump, quien ha iniciado una guerra comercial cuya moneda de cambio ha sido la aceituna de mesa en España, poniendo en peligro la actividad de los olivareros andaluces y extremeños que se dedican a ello. Esto ha encendido las alarmas ya que, según estima la organización, puede ser el inicio de otras limitaciones a productos europeos.
Unión de Uniones también destaca que la preocupación por el protagonismo tomado por terceros países ha centrado el año agrario en la Comunidad Valenciana, donde se ha visto muy afectada la campaña de cítricos, en parte, por países como Sudáfrica. Se han estimado unas pérdidas en la primera parte de la campaña superiores a los 130 millones de euros, en gran parte por los efectos de los acuerdos comerciales con terceros países.
Costes de producción duplicados en los últimos 20 años
El desequilibrio de la ley de la cadena alimentaria y el aumento constante de los costes de producción, ha marcado también el ritmo de este 2018, en opinión de Unión de Uniones, dañando a sectores como el ovino de leche que lleva ya, en lugares como Castilla y León, más de 3 años en pérdidas y dando también precios ruinosos a los ganaderos de Castilla La Mancha, a pesar del crecimiento de exportación del queso manchego.
Según los últimos informes analizados por la organización, el valor de la producción final agraria ha mantenido aumentos anuales a un ritmo del 2,2%, mientras que el de los costes lo han hecho a un ritmo superior al 5%, hasta pasando de representar el 1/3 del valor de la producción a más de la mitad, lastrando la actividad agrícola y ganadera, impidiendo la rentabilidad a muchas explotaciones.
Las semillas y plantones, fertilizantes, fitosanitarios, piensos y gastos veterinarios, junto con la energía y lubricantes son los capítulos más importantes de gastos, con una formación de precios que la organización denuncia como poco transparente.
El control de la fauna salvaje se quedó en el tintero en 2018
Unión de Uniones identifica igualmente a la fauna salvaje como un problema para muchas regiones que, como Asturias, han tenido que sufrir distintos ataques de lobos u osos con la inacción de la Administración. En otras comunidades como Castilla y León o Madrid los ataques de lobo y los jabalíes ya han llegado a zonas casi céntricas de poblaciones residenciales como Majadahonda, mientras que en Castilla La Mancha la plaga de conejos ha provocado grandes pérdidas en cultivos.
Por lo que respecta a la Peste Porcina Africana (PPA), Unión de Uniones fue la primera en dar la voz de alarma y pedir que se extremasen los controles de entrada de jabalíes que se estaban importando de Centro Europa con fines cinegéticos y que podían ser trasmisores de enfermedades existentes en esos países.
La organización confía, tras una otoñada menos seca que los últimos años, en que el 2019 sea un año de buenos augurios en las producciones y que también puedan serlo en la voluntad política, se consigan activar los mecanismos necesarios para paliar la crisis de varios sectores, resolver problemas estructurales y se tomen las decisiones para democratizar el campo.