Las cotizaciones de las frutas y hortalizas que se cultivan en los invernaderos almerienses están dejando ‘fríos’ a los productores en la presente campaña, sobre todo en una época del año como esta en la que se reduce la competencia en la mayoría de productos. La oferta disminuye debido a las temperaturas y lo esperado es que suba el precio. Sin embargo, «a pesar de que la producción ha caído, los precios siguen, en la mayor parte de las hortalizas, lejos de lo que marcaría una oferta más reducida», apuntó Andrés Góngora, secretario provincial de Coag Almería. La explicación la encuentra el dirigente agrario «en la permisividad y la pasividad de las comercializadoras de la provincia». Según Góngora, «sin ningún tipo de oposición las grandes cadenas de distribución están rompiendo la ley de la oferta y la demanda, comprando a un bajo precio en un momento en el que la producción es menor».
Esta organización fue crítica con los valores registrados en la recta final del año pasado y el inicio del presente, y esperaba que a medida que avanzara enero la situación revertiría y repuntarían las cotizaciones una vez se redujese la oferta. Sin embargo, «todo sigue igual».
Sólo algunas frutas y hortalizas, tales como el pimiento (aunque cayó en precio en la última semana) que mantiene una línea más estable acorde a campañas anteriores, sin grandes altibajos;y el pepino, que en la última semana su valor aumentó. «Pero tampoco alcanzan el nivel de cotizaciones que se espera de enero, momento en el que dominamos en el mercado».
A juicio de Coag, que eleva su voz en representación de los agricultores, el tomate está siendo uno de los productos más perjudicados en esta caída de precios. «Hablamos siempre de que si el tomate se resiente afecta a todo el sector ya que es el fruto cultivado en un mayor número de hectáreas, y por tanto, uno de los más importantes de la provincia, junto al pimiento», aseguró Andrés Góngora. El tomate, según los últimos datos ofrecidos por la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural , a través del informe de Hortícolas Protegidos correspondiente a la semana tres del año, que elabora el Observatorio de Precios y Mercados, lo que recibe el agricultor por el tomate suma una nueva caída (acumula varios retrocesos en las últimas semanas, desde finales de 2017). Casi en todos los tipos de tomate (larga vida, rama, pera y liso) cae la liquidación al productor en relación a la semana 2 del año, en porcentajes que oscilan entre el 3,9% del pera y el 24,5% del larga vida. Solo el asurcado mejora, concretamente un 29,8%, su cotización respecto a la semana anterior.
Si se compara con el mismo momento del pasado año se concluye que el tomate se está vendiendo incluso por encima del 60% más barato. En 2017, casi todos superaban el euro por kilo, y este, algunos rozan los 0,40 euros. Por ejemplo, el larga vida se liquidó a 0,42 euros de media en la semana 3, cuando el año pasado marcó 1,06 euros. El rama pasa de 1,35 a 0,62 euros este año; el pera de un euro a 0,38;y el liso de 0,97 a 0,55 euros.
Todo podría indicar que existe una mayor competencia. Sin embargo, en dicho informe se señala que Marruecos está disminuyendo su envío de tomate, a la vez que lo está haciendo a un precio más barato. Según Agricultura, Marruecos vendió en la Unión Europea un 22% menos de tomate y su precio disminuyó un 17%. «Esta circunstancia nos confirma aún más que existe dejadez en el comercio por parte de las empresas de la provincia, que no hacen nada, ni activan las herramientas que tienen a su alcance para gestión de crisis de mercado».
Una situación parecida se registra en calabacín y berenjena, detalló Andrés Góngora, «cuyos valores sin apenas competencia están muy lejos de la oferta real del producto»..
El secretario provincial de Coag Almería añade, además, que las pizarras «no reflejan toda la realidad». Ahora mismo «los productores de tomate en casi todas sus variedades así como los de calabacín perciben, con suerte, una media de 30-40 céntimos por kilo. En algunas variedades se puede ver cómo los primeros cortes están entre los 0,70 y 0,90 euros, pero es una falacia porque el agricultor suele recibir de los últimos cortes de las cotizaciones, a lo que hay que desquitar el 12% (de media) que las comercializadoras nos quitan por gestionar nuestro producto», matizó Góngora.