Uno de los conceptos de moda, el que hace referencia a ‘Economía Circular’ se pone de manifiesto en un proyecto, denominado Biovege, en el que está participando una de las empresas hortofrutícolas más importantes de la provincia, como es Alhóndiga La Unión. Esta iniciativa innovadora está logrando obtener plástico y malla biodegradable a partir de los destríos de melón y sandía. De esta forma, se reciclan los desechos generados en el ciclo productivo en un nuevo elemento que se puede utilizar posteriormente en el proceso de producción agroalimentaria. «Este hallazgo mejora la sostenibilidad de su producción», valoran desde Alhóndiga La Unión.
Proceso
La obtención de mallas y plásticos Biodegradables, explicaron desde La Unión, «se realiza a través de la producción de azúcares mediante hidrolización de las fibras vegetales, que serán la base para el desarrollo de alcoholes grasos». Estos alcoholes grasos serán utilizados posteriormente «como copolímeros de cadena corta para modificar mediante extrusión reactiva biopolímeros convencionales mejorando sus características desde el punto de vista de su procesado por extrusión y su funcionalidad final». De esta manera, concretaron, «podemos obtener nuevos biocompuestos adecuados para la creación de envases para productos hortofrutícolas tipo malla y retráctiles».
María Martín, responsable del área de calidad alimentaria de La Unión aclaró que «el proyecto se dará por finalizado en abril de 2018». Hasta ahora, «hemos conseguido obtener biocompuestos adecuados desde el punto de vista del procesado que nos han permitido crear mallas y film retráctil bio». Martín profundizó en el futuro próximo, dentro de la iniciativa que supone la investigación en este sentido. «Nuestro reto ahora es mejorar y optimizar los procesos de fabricación de estos materiales desde el punto de vista económico», comentó Martín.
Otros productos
Pero no todo queda ahí, pues el proyecto Biovege, a tenor de las vías abiertas, no deja desperdicios. Y es que, de manera paralela a través de este proyecto, los investigadores están tratando de extraer ingredientes bioactivos de los residuos hortofrutícolas como pimiento tomate o berenjena, para la mejora de la salud humana. Estos ingredientes, «podrán consumirse en forma de aditivos como colorantes y así sustituir a productos químicos actuales», aseguraron desde La Unión.
Para argumentar lo provechoso de esta iniciativa, en la empresa hortofrutícola hicieron alusión a un estudio llevado a cabo por el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural en el que se pone de manifiesto que las pérdidas globales en la comercialización oscilan entre el 2 y el 10% del producto manipulado. Por ello, apuntó La Unión, «si suponemos una media de un 5% de perdida, en Andalucía se producen anualmente 500.000 toneladas de subproductos hortofrutícolas».
Biovege es un innovador proyecto de La Unión que fue premiado por Ecoembes en diciembre de 2016 como ‘Mejor proyecto de innovación y emprendimiento’. Su objetivo es desarrollar nuevas tecnologías y adaptar las existentes para valorizar de forma económica y medio ambientalmente eficiente los residuos hortofrutícolas generados durante el proceso de producción y comercialización.
Colaboración
Además de Alhóndiga La Unión, empresa hortofrutícola que lidera el proyecto, en Biovege también participan otras entidades, principalmente relacionadas con la industria auxiliar de la agricultura. Así, también aportan y trabajan en el proyecto Torres Morente, Domca, Neol, Ecoplas y Morera y Vallejo Industrial, así como Aimplas y otros tres centros de investigación como son Tecnalia, Cidaf y la Estación Experimental de la Fundación Cajamar. «Cada uno de los socios aporta su conocimiento en una fase del proyecto, desde la valorización de los residuos hasta la elaboración y validación de los nuevos envases e ingredientes bioactivos».