Regadío en la Costa de Almería y Granada

Regantes promueven una estrategia para defender los sistemas de regadío

Las acequias de riego son parte inseparable del paisaje rural de la provincia de Granada, aunque su importancia no radica simplemente en su uso agrícola. Su existencia, centenaria y hasta milenaria en muchos casos, se torna fundamental no solo desde este punto de vista o del histórico, sino también ambiental, ya que su mera presencia es generadora de biodiversidad, dentro de una larga lista de beneficios ecológicos.
Por estos motivos se hace necesario defender los sistemas históricos de regadío, y a tal fin se abordará una estrategia conjunta entre administraciones y expertos, según se acordó en la primera asamblea general de la Asociación de Comunidades de Regantes Históricas y Tradicionales de Andalucía, celebrada el pasado 1 de abril en la Universidad de Granada. El objetivo es que las legislaciones europeas, nacionales y autonómicas reconozcan la singularidad de los regadíos históricos y la necesidad de su conservación y mantenimiento.

Esta asamblea se celebró con la colaboración del proyecto europeo ‘Memola’, sigla de Mediterranean Mountainous Landscapes (Paisajes Montañosos Mediterráneos), y a ella acudieron más de una veintena de comunidades de regantes de Granada y Almería, provincias que aglutinan el 90 por ciento de los regadíos históricos de Andalucía.
‘Memola’ es un proyecto interdisciplinar que aborda los sistemas de riego desde el punto de vista histórico, arqueológico, ambiental, grafológico, agronómico o antropológico, entre otros. Lo que busca es entender cómo ha sido la relación histórica del ser humano con los usos del agua, pero sobre todo aprender de cara al porvenir. Actualmente existe un debate sobre cuál debe ser el futuro de estos regadíos tradicionales, pues si bien se está promoviendo la modernización, también es necesaria su conservación. Así lo afirma José María Martín Civantos, coordinador del proyecto, quien explica que, por un lado, «desde la Administración hay una presión muy fuerte amparada en la directiva marco europea del agua, que dice con buen criterio que hay que ahorrar agua y ser eficiente en su uso, además de que esté en buenas condiciones ecológicas». No obstante, subraya que «no todo lo que podemos llamar eficiencia tiene que pasar necesariamente por destruir los sistemas históricos de regadío y las formas tradicionales de uso, y sustituirlas por otros modernos de riego a presión».

En nuestro entorno existen sistemas de regadío que tienen más de mil años de historia y que son los que han generado los paisajes que podemos ver ahora en la provincia, y que no solamente tienen valor agrícola, sino también cultural e histórico. «Son parte importante de nuestro patrimonio y tienen también muchos valores ambientales que no se tienen en cuenta cuando se habla de eficiencia», afirma Martín Civantos, y añade que estos sistemas «generan biodiversidad, que además es muy positiva para la propia actividad agrícola, pues allí hay más polinizadores y depredadores de plagas, y hacen que el suelo sea más dinámico y se mantenga la fertilidad». De esta forma, se evita también la excesiva utilización de insumos químicos que pueden contaminar el suelo y los acuíferos.

Convivencia

Para el experto, que es Doctor en Geografía e Historia y profesor de la Universidad de Granada, los sistemas históricos pueden convivir con la modernización «hasta cierto punto», aunque en determinada instancia «se hacen incompatibles por la destrucción del sistema para transformarlo completamente». Pero explica que hay «fórmulas intermedias que permiten conservar lo más importante de esos servicios que prestan, introduciendo a su vez mejoras» que vayan en beneficio de los agricultores.

En los proyectos de modernización de regadíos siempre está sobre la mesa el concepto de eficiencia, bajo el argumento de que las acequias tienen pérdidas. Sin embargo, Martín Civantos no lo ve como una desventaja, puesto que «en realidad no se pierde el agua, porque esas pérdidas en la mayoría de los casos son infiltraciones que permiten mantener acuíferos». Y en lo referente a las zonas más cercanas a la Costa, también «permiten desalinizar las tierras, cumpliendo una función que no cumplen las tuberías o el riego por goteo».

Para José María Martín, una acequia «se puede impermeabilizar parcialmente, o incluso totalmente en algunos tramos, dependiendo de qué tramo sea y de qué funciones esté cumpliendo». Lo importante, añade, es que la Administración tenga en cuenta esos valores y esos servicios cuando da las dotaciones de agua: «Hay que decirles a la Administración y a la Unión Europea que el uso que se hace de esos sistemas históricos, con todos los estudios y mejoras que hay que hacer, es eficiente».

Medidas

En esa línea, el plan de actuación previsto para los próximos años pasa por solicitar medidas de apoyo para los regadíos históricos, la revisión de la normativa de los caudales ecológicos y la participación en los órganos consultivos de confederaciones y parques naturales. Hasta la fecha se han realizado distintas actividades para defender los regadíos históricos como reuniones con diferentes administraciones, organización de jornadas técnicas o la promoción de una Proposición No de Ley sobre la cuestión.
La Asociación de Comunidades de Regantes Históricas y Tradicionales de Andalucía solo incluye a comunidades con cierta antigüedad, ya que en su mayoría son anteriores al siglo XX, pero también que utilicen el sistema de riego tradicional y que quieran seguir manteniéndolo. La entidad se constituyó en 2015 y actualmente aglutina a más de 25 entidades de Granada y Almería, lo que representa a unos 11.000 regantes que gestionan alrededor de 13.000 hectáreas. Según  afirma Martín Civantos, y tras haberse realizado un cálculo de análisis espacial por parte de la Asociación, «hay al menos 24.000 kilómetros de acequias entre Granada y Almería», provincias que concentran el 90 por ciento de los regadíos históricos de Andalucía.

Esta situación responde, según el experto, a motivos históricos, pues «casi todo este regadío está concentrado en el antiguo Reino de Nazarí de Granada, ya que cuando se produce la conquista de los Reyes Católicos hay una continuidad con los moriscos y después de su expulsión». De hecho, asevera que «la gran mayoría de este sistema hídrico es de época medieval, y la mayor parte de ellos tienen unos mil años de historia». Por todo ello, la principal reivindicación es que se reconozca esa singularidad y esos valores, pues su función es distinta a la del resto de regadíos de Andalucía. A ello hay que sumar la presencia de Sierra Nevada, una zona montañosa que «pesa mucho porque es un gran reservorio de agua, ya que la nieve hace la función de pantano natural, que luego permite que se rieguen muchas zonas de la Costa, de la Vega de Granada, del Altiplano, de la Hoya de Guadix o del Valle de Andarax en Almería».

El encuentro celebrado el pasado 1 de abril permitió a estas organizaciones, por otra parte, compartir las problemáticas que las afectan y que en su mayoría son comunes, entre las que destacan el envejecimiento y recambio generacional, falta de renta, falta de apoyo y reconocimiento, explotación de acuíferos por grandes empresas, excesiva burocratización de concesiones, presiones para sustitución de acequias por tuberías, falta de respeto de los derechos históricos de agua o sanciones elevadas sin avisos previos, que muchas veces responden a falta de regularización –proceso que es «muy lento y costoso»- o a los caudales ecológicos.

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