Contar en destino con un equipo de profesionales que trabaje en la verificación de las reclamaciones que hacen los operadores internacionales que compran frutas y hortalizas a las empresas almerienses es una garantía en el ahorro de costes, tal y como ha quedado demostrado con la labor realizada por Fruit Audit en las dos campañas que lleva funcionando, tiempo en el que las reclamaciones han descendido de media en un 40%. Y es que está empresa, participada por las asociaciones, federaciones y entidades Fepex, Coexphal, Freshuelva, Afrucat y Cajamar, a través de las cuales más de 90 empresas hortofrutícolas integran este proyecto -26 almerienses- tiene como principal objetivo reducir el impacto de reclamaciones injustificadas que realizan los clientes en destino, en definitiva luchar contra el fraude que cometen algunos importadores, aprovechando la distancia que separa a comprador y vendedor.
Como ejemplo de lo que se está consiguiendo con el servicio que ofrece en destino el equipo de profesionales de Fruit Audit, según comenta Rubén Cervera, gerente de la entidad, «se han dado casos en los que una empresa recibió la primera campaña que pusimos la vigilancia en marcha 27 reclamaciones y a la siguiente solo 7, y algunos en los que la incidencia se han reducido aún más». Y es que, añade Cervera, «los clientes una vez son sabedores de que el vendedor de frutas y hortalizas cuenta con el servicio que ofrece Fruit Audit ya no reclama injustificadamente, y si lo hace, cuando se avisa de que los técnicos se van a personar para comprobar la calidad del producto, la mayoría retiran la reclamación argumentando cualquier error».
El fraude que se comete no es ajeno para el sector hortofrutícola almeriense, aunque solo 26 entidades mantienen este servicio. En diferentes ocasiones se ha aludido a este hecho, como una gran carga en los costes de producción para el operador en origen, pues en la mayoría de los casos deben asumir los gastos y es una losa en el balance económico final. En destino el importador trata de abaratar la mercancía, en muchos casos, reclamando la existencia de producto en mal estado dentro del pedido. Con Fruit Audit, «se está evitando esta práctica», asegura su gerente. Incluso, apostilla Cervera, «la revisión en destino del producto permite a nuestro personal identificar las posibles causas del deterioro del producto si lo hubiere, acotando las responsabilidades que, en gran parte de los casos, no son ni de los productores ni de la comercializadora, sino que puede haber sido consecuencia de un fallo en la cadena de frío ocasionada por el transporte, o incluso fruto de el almacenaje en destino en unas instalaciones que no son aptas para ello».
Fruit Audit da cobertura a las empresas hortofrutícolas en los principales países de la Unión Europea. Cuenta con un personal laboral propio situado estratégicamente en puntos de Alemania, Inglaterra y Polonia, con el principal fin de cubrir todos los lugares en las que se reciben productos hortofrutícolas de sus asociados y de esta forma, acudir en menos de 24 horas a inspeccionar cualquier mercancía que haya sido objeto de reclamación.
La progresiva incorporación de expendedoras hortofrutícolas al proyecto «beneficiaria al conjunto de servicios que ofrece Fruit Audit, perfeccionando aún más el trabajo que ya se hace y reduciendo incluso los impactos», comenta Rubén Cervera.
El gerente, que acumula una experiencia anterior en este tipo de servicios, no descarta que en el futuro, además de mantener el servicio de comprobación de la reclamación por posibles daños en el producto, Fruit Audit implante las inspecciones de descarga sin previamente haber sido solicitada. En este sentido, explica que, «de esta forma, se evitarían aún más reclamaciones, ya que la simple presencia de un técnico de Fruit Audit en una plataforma de distribución o en un mercado de abastos, hace que disminuyan en ese lugar las reclamaciones injustificadas».
Con todo ello, Fruit Audit, los ojos de los exportadores que tratan de evitar el fraude de los operadores en destino, ha dejado claro en su corto periodo de ‘vida’ que realiza un servicio rentable para cualquier empresa hortofrutícola que exporte sus productos.