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La cooperativa San Isidro Labrador muestra su disposición a concentrar su oferta de hortalizas

Las cooperativas y otras sociedades dedicadas a la comercialización de frutas y hortalizas con un menor volumen de negocio están dando muestras de que ha llegado el momento de iniciar seriamente un proceso que desemboque en configurar un panorama comercializador de productos hortofrutícolas menos atomizado. Es el caso de la Sociedad Cooperativa Andaluza San Isidro Labrador, ubicada en el término municipal de El Ejido. Esta entidad ha renovado durante el transcurso de la presente campaña su junta rectora, un equipo que está abierto a continuar en conversaciones e iniciar nuevas con otras empresas para llegar a acuerdos de colaboración o, en su caso, otras acciones netamente integradoras.

 

Rosendo Pozo, presidente de San Isidro Labrador SCA, explicó a este periódico los objetivos propuestos por la actual junta rectora. Además de «hacer las cosas con consenso», asegura la cabeza visible de la entidad, tal y como entiende que han sido elegidos los miembros de la rectora por los verdaderos propietarios de la empresa, «pretendemos llevar a cabo iniciativas que dirijan a la cooperativa a obtener un mayor tamaño y más capacidad para canalizar un volumen de producto, mejorando la venta y, por supuesto, los precios que se obtienen para los productores». En esta tarea, la nueva junta rectora determina que «es imprescindible acometer acciones que concentren la oferta, y por ello estamos abiertos a hablar con otras empresas para formalizar, con cautela, cualquier proceso que tenga como fin último la concentración», comentó el presidente.

Este cambio de mentalidad con la recién estrenada directiva y con su nuevo gerente, José Antonio Brau, llega después de campañas en las que se han producido «tiranteces» dentro de la entidad, que han hecho mella en el desarrollo de la actividad. Pero, este año, en el que se está finalizando un ejercicio agrícola calificado como «bueno», por el nuevo presidente, a tenor de los resultados, se pone en marcha una nueva etapa para los agricultores –aproximadamente 200- asociados a la cooperativa San Isidro Labrador. Canalizan una producción cercana a los 25 millones de kilos, principalmente de pimiento y pepino, pero también ofrecen al mercado calabacín, berenjena, y en primavera, melón y sandía. «Hace 20 años 25 millones de kilos podrían ser muchos pero ahora con ese volumen de negocio eres una entidad pequeñita», valora Pozo.

En esta cooperativa, que tuvo su origen en la comercialización de la uva, como otras muchas del Poniente almeriense, «siempre hubo intención de llegar a concretar una fusión». Sin embargo, afirmó Pozo, «en años anteriores se tuvo una experiencia que no fue satisfactoria, pero entendemos que fue mala por las circunstancias que coincidieron en aquella campaña, porque esa empresa, Agroiris, ha demostrado en este sector que hace un buen trabajo y que continúa creciendo. Los precios no fueron buenos y en el seno de la entidad no gustó ni cómo se trabajó, ni tampoco el resultado económico, claro». Este hecho provocó en la masa social un sentimiento contrario a cualquier tipo de acuerdo con otras empresas. Pero ahora, asegura Rosendo Pozo, «hay que convencer a la masa social de que es necesario. Tenemos que estudiar todas las posibilidades que hay, madurarlas y no tomar decisiones precipitadas. No queremos dar pasos en falso, ni ir a la desesperada, pero estamos convencidos que debemos hacer algo al respecto». Y es que, «la música está sonando en estos momentos, ahora podemos elegir pareja de baile, pero como se suele decir, si nos retrasamos nos va a tocar bailar con la más fea», afirmó el presidente.

Aunque en los últimos años se han llevado a cabo proyectos integradores que han elevado el volumen total de producción canalizada en las diez principales empresas de la provincia -según Luis Planas, consejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, el próximo año el 78% de la producción estará concentrada en estas entidades-, aún la oferta en origen se encuentra muy dispersa y la posición negociadora frente a las grandes cadenas de distribución se debilita para el conjunto del sector.

La cooperativa forma parte del grupo empresarial que ha iniciado con el Ayuntamiento de El Ejido el proyecto para mejorar la gestión de restos vegetales que se generan en los centros hortofrutícolas. «Estamos pendientes de que en septiembre entremos a formar parte de la sociedad y se constituya la empresa que se encargará de poner en marcha el proyecto dirigido a la obtención de alimento animal a partir de los restos vegetales mediante la técnica de ensilado», explicó el presidente.

Por otra parte, San Isidro Labrados SCA está invirtiendo en la modernización de maquinaria que se aplica en el proceso de producción. Para este año, entre las previsiones de la entidad, según confirmó Rosendo Pozo, figura la puesta en marcha de un robot para la confección de pimiento tricolor. La intención es reducir progresivamente los costes de producción.

María José Martínez Pardo

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