Este próximo sábado día 26 de mayo hará un año desde que se desatase la llamada crisis de la E.Coli a raíz de unas declaraciones de una senadora alemana que señalaba de forma injustificada a los pepinos españoles, y concretamente a los almerienses, como los causantes de una crisis sanitaria que mantenía a las autoridades alemanas en jaque y que se iba extendiendo de forma alarmante. De poco le sirvieron a esta responsable política los protocolos establecidos en la UE para la gestión de alertas sanitarias, ya que su actuación estuvo lejos de estar coordinada con las autoridades europeas. Hasta tal punto llegó la situación que esta crisis es conocida como la «crisis del pepino» o la «crisis de la E.Coli». Esta bacteria se convirtió para desgracia de los productores de frutas y hortalizas en la protagonista del año ya que acabó con la campaña almeriense y machacó la de productos como la nectarina, el melocotón o la patata al producirse un bloqueo comercial total a los productos españoles.
Un año después, ASAJA-Almería desea lanzar un llamamiento a la reflexión por parte de todos los agentes del sector, desde el agricultor hasta la propia Administración, para poder comprobar si hemos avanzado en la gestión de crisis y si seríamos capaces de no volver a repetir los mismos errores en caso de desatarse una alarma similar.
En el lado positivo
Quizá lo único positivo que podamos sacar de esta crisis en opinión de ASAJA es que se demostró rápidamente que los agricultores andaluces realizan un importante esfuerzo por llevar al mercado productos de calidad y seguros para el consumidor. Este ataque injustificado llegó a la sociedad española con la sospecha de ocultar otros intereses y como la vía rápida tapar las «vergüenzas de las autoridades alemanas».
Por una vez, la voz del sector agrario estuvo unida en un mismo discurso y ejerciendo una importante labor por evitar un daño a la imagen de nuestras frutas y hortalizas que habría resultado irreparable.
Junto a los mensajes se realizaron múltiples campañas de apoyo al consumo del pepino en medios de comunicación, asociaciones del sector, en las redes sociales etc., sin lugar a dudas una labor que contribuyó mucho a que esta crisis no calara en la sociedad. De tal modo que el consumo nacional de frutas y hortalizas no se ha visto perjudicado por esta crisis del pepino y podríamos incluso afirmar que se ha reforzado la confianza del consumidor español hacia el producto nacional.
Gracias a estas campañas, que se realizaron también en diferentes países Europeos se ha conseguido incrementar un 4% el consumo de hortalizas.
ASAJA también destaca que a raíz de esta crisis se pudo comprobar la transparencia y el funcionamiento nuestro sistema de trazabilidad en origen que permitió que las explotaciones señaladas pudieran defenderse y poner fuera de toda duda la seguridad de nuestras producciones.
Por otro lado gracias a la labor de difusión de los diferentes medios de comunicación se ejerció una importante labor formativa a la sociedad española y europea, a menudo desconocedora de nuestro modelo productivo atrayendo a las explotaciones a esos medios y contribuyendo a dar a conocer cómo se trabaja dentro de un invernadero, siendo los propios agricultores quienes abrieron las puertas de sus fincas y demostrando a la sociedad que el ataque era infundado y que la seguridad alimentaria estaba garantizada.
La cruz de esta crisis
El sector ha tenido que hacer frente a un otoño especialmente duro con cotizaciones bajas en la mayor parte de los productos y debiendo volver a ganarse la confianza del consumidor europeo, ya que la falta de demanda en los inicios de campaña se convirtió en uno de los principales enemigos del sector, de este modo en el mes de octubre ya se perfilaban esta crisis en productos como tomate (cuyo precio había caído un 22%) y pepino (-28,5%), que recordemos fueron los productos más dañados por esta crisis de la E.Coli.
Por otro lado ASAJA-Almería lamenta que, a pesar del esfuerzo por conseguir que Europa indemnizase a los agricultores, desde España no hayamos sido capaces de resolver todas las solicitudes y que por lo tanto parte de esa compensación se haya perdido; recordar que España solicitó cerca de 71 millones de euros de los que unos 55 iban para Andalucía (47 para Almería) pues bien, finalmente en España se han entregado 47 millones de euros y de los que 33 corresponden a Andalucía y sólo 27 a Almería (se ha abonado el 57%).
En el caso de Andalucía, que fue la región más afectada porque sus productos fueron señalados directamente desde Hamburgo, ASAJA calcula que sólo se ha abonado el 59% del total que fue solicitado por la propia Administración en el mes de julio, mientras que en comunidades como Valencia a día de hoy se ha abonado el 98% de lo solicitado y en Murcia el 87%.
En Almería solicitaron estas indemnizaciones 895 agricultores individuales y 30 OPFH, lo que representa un 60 y 88 % respectivamente del total de las solicitudes que se dieron en Andalucía, de los que se han pagado 10.140.884 € a agricultores individuales y 16.798.777 € a OPFH que representa un 82 % del total pagado en Andalucía.
Por este motivo ASAJA lamenta que todas estas ayudas se hayan perdido por razones burocráticas y critica que no se haya presionado más a Europa por conseguir que los agricultores de melón, sandía o berenjena pudiesen acceder a estas compensaciones.
Pero más allá de la gestión y la resolución de esta crisis, que ha podido ser más o menos acertada, un año después, ASAJA-Almería lamenta que hayamos avanzado tan poco en la previsión y en la gestión de crisis en el sector agrario, no hay creado ningún grupo de trabajo a nivel andaluz ni nacional ni en Europa, ni se volvió a reunir al sector para estudiar las repercusiones de esta crisis en la nueva campaña, en definitiva, nos encontramos con una dejadez absoluta por parte de las diferentes Administraciones que estuvieron presentes en toda esta crisis.
ASAJA espera que algún día estas Administraciones den las explicaciones oportunas de por qué se dio esa tibia respuesta al ataque alemán, que ha quedado impune, de hecho la señora Cornelia sigue en su puesto, permaneciendo en el sector una sensación de indefensión que aún hoy está presente.