Como medida de emergencia ante la falta de pastos por la sequía, la Consejería de Agricultura ha publicado en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) una resolución por la que se permite mantener al ganado ecológico con alimentos no provenientes de fincas ecológicas hasta fin de noviembre próximo, coincidiendo con el inicio del ciclo hidrológico. Dicha resolución, que surtirá efecto desde el 1 de marzo de 2012, también autoriza a los apicultores ecológicos a que alimenten artificialmente a sus abejas con miel producida en sus colmenas o jarabe de azúcar, ya que la ausencia de lluvias está produciendo igualmente un importante descenso en la floración de plantas melíferas, poniendo en riesgo no solo la producción de miel, sino la supervivencia de las propias colmenas.
La resolución permite a los ganaderos introducir en la ración de su ganado hasta un 50% de alimentos no procedentes de la producción ecológica. Deberán ser piensos y productos agrícolas y subproductos agroindustriales que no contengan ni procedan de organismos modificados genéticamente.
Para supervisar el cumplimiento de lo regulado, los organismos de control privados que en Andalucía certifican la producción ecológica comunicarán mensualmente a la Consejería de Agricultura y Pesca la relación de ganaderos ecológicos que se acojan a esta autorización excepcional.
El déficit de precipitaciones del actual año hidrológico está afectando a muchos cultivos, y en especial a la ganadería extensiva de Andalucía, debido a su efecto especialmente acusado sobre la producción de pastos, donde la sequía está provocando una importante reducción de los rendimientos.
La escasez de lluvias repercute de manera especial en el sector de la ganadería ecológica, pues en este tipo de explotaciones el ganado debe alimentarse fundamentalmente con alimentos producidos en la propia explotación, con un amplio uso de los pastos en el caso de los herbívoros. Se ven particularmente afectados los rebaños que se alimentan en pastos comunales.
En consecuencia, los ganaderos que ya han consumido sus reservas de forraje y granos ecológicos para los momentos de escasez, han visto reducidas sus posibilidades de alimentar a sus animales, en cumplimiento de lo que establece la normativa que regula la producción ecológica.