La Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) quiere este 8 de marzo unirse al lema elegido por Naciones Unidas: «Empoderar a las mujeres rurales es acabar con el hambre y la pobreza». Un año más, FADEMUR quiere llamar la atención sobre las desigualdades que siguen padeciendo los más de siete millones de mujeres que viven en medio rural español. Como cada año, aprovechamos este día para reflexionar sobre el camino que hemos recorrido así como el que nos queda por recorrer para que el trabajo de las mujeres sea reconocido plenamente.
En este año nos tenemos que felicitar por la entrada en vigor en España de una de las reivindicaciones históricas de FADEMUR, la Ley de Titularidad Compartida de las explotaciones Agrarias, que por primera vez reconoce el trabajo de las mujeres rurales y las otorga el 50% de los derechos de la explotación familiar. Con esta Ley también se incentiva la incorporación a la seguridad social de las mujeres con bonificaciones hasta los 50 años de edad.
Para la presidenta de FADEMUR, Teresa López, «la economía de los municipios rurales depende en gran medida del desarrollo del sector agrario y de las oportunidades de empleo que sepamos encontrar para las mujeres que lo habitan. Las mujeres rurales reclamamos medidas que corrijan esta situación de desigualdad con apoyos específicos para las trabajadoras del sector agrario, incentivando las iniciativas emprendedoras, las cooperativas de trabajo, la comercialización de productos artesanos a través de las nuevas tecnologías…» Las mujeres del ámbito rural, continuaba López, «tienen que salir de la invisibilidad y de la economía informal e incorporarse al mercado de trabajo formal a través del apoyo de todas las administraciones y de todos los agentes que operan en el desarrollo del territorio».
La actual crisis económica que atravesamos y las respuestas dadas por las políticas puestas en marcha en los países europeos están suponiendo un importante incremento de las desigualdades de género y un gran retroceso de los avances logrados en materia de igualdad en las últimas décadas. Cada vez resulta más evidente que las mujeres están siendo perjudicadas y en mayor medida que los hombres por las políticas que se están adoptando, y entre ellas, las más perjudicadas son las habitantes del medio rural que ya están viendo como se suprimen en sus pueblos las líneas de autobuses escolares, los centros de mayores, centros de salud, de la mujer…
En cuanto a la participación de las mujeres, ésta sigue siendo tremendamente escasa en las entidades socioeconómicas que toman decisiones que afectan directamente al sector de la agricultura y ganadería, y al desarrollo rural en general. Con respecto a las comunidades de regantes hay gran cantidad de socias, pero por lo general no asisten a las asambleas ni ocupan cargos de responsabilidad en las juntas de gobierno.
Desde FADEMUR seguimos denunciando las diferencias retributivas y la temporalidad que afecta directamente a la protección social de las mujeres. También nos encontramos con especiales dificultades para acceder a fuentes de financiación (especialmente aquellas que forman familias mono-marentales), incluidas las fuentes de financiación del microcrédito de las que son mayoritariamente beneficiarias. En España, las mujeres sólo acceden al 6% de préstamos bancarios, aunque en todo el mundo bajan hasta el 3%. Al 85% de las mujeres de UE que pidieron un préstamo en el 2000, se les denegó.
Según datos de un informe elaborado por UGT se constata que las políticas de ajuste y recortes que se están imponiendo en la Unión Europea y en España van a acentuar las desigualdades, y contribuirán al aumento del empobrecimiento de las mujeres y de las discriminaciones que sufren. Estas políticas no sólo conducirán a una recesión económica y social, sino a una recesión en los avances hacia la igualdad de género.
A nivel mundial, las mujeres rurales representan un papel fundamental en las economías tanto de los países en desarrollo como de los desarrollados, pues contribuyen al progreso agrícola, mejoran la seguridad alimentaria y ayudan a reducir los niveles de pobreza en sus comunidades. La crisis alimentaria y la económica, junto con el cambio climático, no hacen más que agravar la situación, en algunos países las mujeres constituyen el 70 por ciento de la mano de obra en el campo.
La desigualdad entre los géneros y el acceso limitado al crédito, la salud y la educación son las principales dificultades que afrontan las mujeres rurales. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura estima que si las mujeres tuvieran un acceso equitativo a los fertilizantes, las semillas y las herramientas, la cantidad de personas hambrientas en el mundo se reduciría entre 100 y 150 millones.