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Botánica y ciclo vegetativo I

El arroz (Oryza sativa) es una monocotiledónea de la familia de las gramináceas. Sus raícesson fibrosas, fasciculadas y delgadas. El tallo erguido, cilíndrico, nudoso y glabro, suele alcanzar, variando de las condiciones de cultivo y de la especie, los 30 – 120 cm. Sus hojas Eson alternas con limbo lineal, agudo, largo y plano. En cuanto a sus flores, podemos decir que son de color verde blanquecino dispuestas en espiguillas cuyo conjunto constituye una panoja grande, terminal, estrecha, y colgante después de la floración, dando lugar posteriormente, a frutos en cariópside.

Es un cereal de verano que se siembra, según zonas, en abril y mayo, se cosecha en septiembre. Su ciclo de cultivo viene marcado por unas fases muy conocidas por los agricultores, ya que marcan las necesidades y trabajos en cada momento, como son: siembra-nascencia-arraigado, ahijado, encañado, espigado y maduración. Conviene conocer las características de las plantas para entender mejor el manejo del cultivo.

Las temperaturas de germinación son, mínima de 10-13 º C; óptima 30-35ºC y; por encima de los 40ºC no se produce germinación. (Andrés Guerrero 1992).

En presencia de oxígeno se desarrolla más rápidamente el sistema radicular que el aéreo; lo contrario sucede cuando el terreno se encuentra cubierto de agua. El crecimiento del tallo, hojas y raíces tienen un mínimo de temperatura de 7º C, considerándose óptimo los 23 º C. Con temperaturas superiores a ésta, las plantas crecen más rápidamente, pero los tejidos se hacen demasiado blandos, siendo más susceptibles a los ataques de enfermedades.

Hasta la formación de la segunda o tercera hoja, la planta embrionaria vive de forma autónoma, mediante los elementos nutritivos que obtiene de las reservas acumuladas en la semilla.

La raíz primaria no desempeña una función nutritiva, sino esencialmente de anclaje al terreno. Las raíces embrionarias degeneran rápidamente y son sustituidas por coronas de raíces que, posteriormente, se forman en cada nudo situado en la base del tallo. Después y progresivamente las raíces se desarrollan en cada tallo formado durante el ahijamiento y a menudo también en los nudos más elevados, como en el caso de transplante.

Durante la floración termina la formación y desarrollo de las raíces; la absorción de nutrientes cesa en la fase de maduración láctea, 10-15 días después de la floración.

Transcurridos 20-30 días de la siembra, la plántula comienza la diferenciación de los tallos secundarios o de ahijamiento. Aunque pueden formarse muchos tallos; en condiciones normales cada planta produce de 2 a 4 tallos fértiles.

Las temperaturas demasiado bajas reducen o inhiben el ahijamiento, como también la excesiva altura de la capa de agua, el terreno poco fértil, la elevada densidad de siembra y el trasplante demasiado profundo o realizado con plantas excesivamente desarrolladas.

Después de la floración, la altura de los tallos formados durante el ahijamiento es similar a la del tallo principal.

Las hojas situadas en la base del tallo ejercen una acción de alimento esencialmente a favor del aparato radicular. La última hoja se llama «bandera», junto a la penúltima desempeñan, en mayor medida que las otras, un papel muy importante para la formación de la panícula y de los

granos. La hoja bandera, a veces, permanece erecta durante la floración y se inclina sólo con la maduración completada.

La flor, el espigado, o emergencia de la panícula, es simultáneo con la apertura de las flores situadas en el ápice de la panícula; las dos fases se confunden. La panícula emerge completamente en 8-15 días. La disminución de la temperatura durante estas fases puede producir

malformaciones y ser causa de esterilidad floral. Igualmente que la temperatura influye en aspectos vitales para el desarrollo de la planta como la floración y crecimiento, dependiendo de la variedad, el fotoperíodo puede jugar un papel muy importante en el resultado final del propio desarrollo vegetativo de la planta. La formación del grano se completa en un período de tiempo variable,

entre los 30 y los 60 días después de la floración; sin embargo se encuentra ya morfológicamente completo a los 10-15 días.

Una vez formado el embrión, el grano de arroz se ensancha en su base, y más tarde se alarga; la última parte en formarse es la central, donde en algunas variedades puede quedar una banda almidonosa blanca, índice de una maduración imperfecta.

Como consecuencia, y después del transporte de los elementos plásticos acumulados por la planta en sus diversos órganos vegetativos, se forma el fruto llamado arroz cáscara o «paddy», que consiste en el grano envuelto por las glumillas, que son los vestigios de la flor.

El grano de arroz puede tener un aspecto totalmente translúcido, o puede ser opaco en una zona central o centro-lateral más o menos extensa del grano; esta zona, llamada «perla», es de color blanco-lácteo; la variabilidad de este elemento característico depende de la variedad y de las condiciones de maduración. A veces la perla es muy amplia, cuando se extiende por todo el grano, éste se llama yesoso.

 

La preparación del terreno

Después de la cosecha del año anterior se habrán enterrado los rastrojos y la tierra puede haber estado inundada, lo que nos ayuda al control de hierbas adventicias, o bien, puede dejarse secar Dpara facilitar su meteorización.

La primera labor consiste en alzar la tierra, preferiblemente con escarificador o cultivador, la actuación nos va a permitir crear una capa de suelo donde se desarrollará la planta, al tiempo que nos saca a la superficie gran número de rizomas de adventicias perennes, a esta labor le siguen otras para conseguir desmenuzar los terrones, pueden ser pases de gradas, rulos o fresadora.

Este es el momento de realizar una buena nivelación, si el campo lo necesita, ya que una parcela bien nivelada, donde no existan zonas más altas o deprimidas, es fundamental para la evolución del cultivo y el control de las hierbas adventicias.

También aprovechamos estas labores para realizar la fertilización de nuestra parcela, utilizaremos abonos orgánicos bien maduros, ya que tras la inundación la evolución de la materia orgánica se ralentiza.

La dosis a aplicar depende de la riqueza de la tierra, para lo cual es necesario disponer de un análisis de suelo, pero también de la riqueza del abono a utilizar y de la historia de la parcela, ya que los abonos orgánicos no se aprovechan en su totalidad el primer año.

Llegados a este punto, la elección del sistema de siembra nos marcará las labores a realizar.

 

Sistemas de siembra

Una opción posible es la siembra en seco, para lo Ucual el suelo estará bien desmenuzado y la siembra se realizará con una sembradora de cereales. después se inunda de agua. Las ventajas de éste método son el dejar la plantación alineada, con lo que se facilitan las tareas posteriores de escarda, y cubrir las raíces, lo cual facilita el arraigo en zonas ventosas y evita el ataque de los gusanos rojos a las raíces. Como inconveniente tenemos que las adventicias, especialmente Echinocloa spp. (cola de caballo), germinan con facilidad, aunque nos han comentado agricultores de Cádiz que retirando el agua después, la cola de caballo se debilita y es fácil eliminarla con una labor superficial.

Si elegimos sembrar con agua podemos realizar todas las labores de preparación en seco y sembrar enseguida que entra el agua, o podemos retrasar algunas labores para la inundación y sembrar después; siempre que el agua se encuentre clara y se hayan depositados los lodos en el fondo. 

En este caso nos apoyaremos en el fangueo para acabar de preparar el suelo una vez inundado, el fangueo permite romper los terrones y crear una capa compacta que
reduzca la pérdida de agua y, al tiempo que ésta labor, eliminar las adventicias que han nacido con la inundación, contribuyendo por tanto al control de hierbas adventicias de la parcela.

La siembra se realiza desde finales de abril a finales de mayo, es posible sembrar aún en junio, si algún problema agronómico o climático ha impedido hacerlo en la fecha adecuada, pero no es recomendable por las temperaturas típicas de este mes.

Antes de la siembra se deja la semilla en remojo durante dos días, después se deja escurrir durante un día para tenerla lista para sembrar, con ello hemos iniciado la pregerminación de la semilla que se nota hinchada, y con un punto sobresaliente en la parte baja de la semilla por donde emergerán las primeras raíces, además la semilla húmeda se hunde en la siembra con agua, evitando flotar y ser arrastrada por los vientos.

Las dosis a utilizar de semilla son variables según el sistema de siembra, la temperatura ambiente (a menos temperatura más semilla), de 120 a 200 kg/ha en siembra a voleo, realizada con abonadora centrífuga o por medios aéreos. En el caso de siembra en seco con sembradora de cereal, la dosis es más baja, alrededor de 80 kg/ha. Se acostumbra a dejar una pequeña parcela donde se siembra semilla de arroz a más densidad, para producir plantel con el que reponer aquellas zonas donde la siembra a voleo no ha sido satisfactoria.

Como el problema del control de adventicias es muy importante, en Valencia se están realizando ensayos de plantación mecanizada, ya que el trasplante de plántulas de arroz supone una ventaja competitiva sobre las adventicias que aún han de germinar. Las máquinas plantadoras actuales son más eficientes que las primeras plantadoras japonesas y consiguen rendimientos elevados con costes económicos moderados; su principal inconveniente es la necesidad de producir en viveros hortícolas las cantidades de plantel necesarias.

Esta práctica implica que la producción de plantel en vivero ha de cumplir el Reglamento de la producción ecológica en cuanto a inscripción de la empresa productora, sustratos a utilizar y tratamientos realizados.

Condición que también ha de cumplir la semilla de las variedades de arroz que utilicemos en nuestras parcelas. Solo están autorizados los tratamientos preventivos a las semillas recogidas en el Reglamento (CEE) nº 2092/1991, del Consejo de 24 de junio de 1991, sobre la producción ecológica y su indicación en los productos agrarios y alimenticios, que sólo indica los productos fitosanitarios genéricos para el control de plagas y enfermedades, y los tratamientos por calor, y el Reglamento (CE) Nº834/2007 del Consejo de 28 de junio de 2007, sobre producción y etiquetado de productos ecológicos y por el que se deroga el Reglamento (CEE) nº 2092/1991.

La semilla debe ser controlada para evitar la presencia de granos rojos, que darán lugar al arroz salvaje. El arroz salvaje puede representar un problema de cierta importancia, no se trata de una mala hierba sino de una vuelta a una forma más «silvestre» del arroz, que tiene como inconveniente que se desgrana antes de tiempo y resiembra la parcela para el año siguiente. Se reconoce por su mayor altura, porque sus granos están aristados o «barbados» y porque al despojar al grano de la cáscara se observa que es de color rojo. Puede controlarse con medidas preventivas como la limpieza de la maquinaria o el uso de semilla con una pureza varietal mínima, también con una dosis de siembra elevada se reduce el arroz salvaje.

 

Cuidados durante el cultivo

Germinado el arroz inicia el arraigo y posterior emisión de nuevas hojas, durante ésta fase puede sufrir por los vientos que provocan la formación de olas en la parcela, este oleaje llega a arrancar Gnumerosas plantas y repercute en la buena cubrición de la parcela. En zonas de vientos fuertes y persistentes una solución es reducir el tamaño de las parcelas con nuevos márgenes, así se reduce el efecto de los vientos, aunque debe conjugarse con la eficaz mecanización de la misma.

También durante los primeros 30 o 40 días en la parcela se pueden presentar algas, que compiten por la luz con el arroz, llegando en algunas ocasiones a sombrearle e impedir su crecimiento, hemos de tener en cuenta que las algas no son una enfermedad, simplemente aparecen en la parcela como lo harían en un lago natural. Su control depende del tipo de algas, aquellas que forman costras se pueden romper a golpes de caña, otras se amontonan en las esquinas empujadas por el viento,para las que se pueden utilizar:

Sales de cobre en su control, generalmente sulfato de cobre tribásico a dosis de 2 a 4 kg/ha, hemos de recordar que aunque el cobre es un producto autorizado, su uso está condicionado a unas cantidades máximas por año, y debe consultarse con el organismo de control sobre su uso. En esta época es importante controlar la cantidad y calidad del agua.

La cantidad de agua se refleja en los niveles que alcanza dentro de la parcela, si una vez arraigado el arroz subimos los niveles de agua de la parcela podemos afectar a la cola de caballo, con lo que ayuda a su control, reduciendo problemas futuros. Cuanto más podamos subir el nivel mejor es el control, ello depende de los márgenes y del agua disponible, también hemos de considerar que los niveles altos perjudican al arroz, pero menos que a la cola de caballo.

El consumo de agua de una parcela de arroz se estima por encima de los 10.000 m /ha, aunque hay que considerar que normalmente se realizan retornos y recirculación del agua por lo que su aprovechamiento es mayor, siendo suficientes entre 8000 y 9000 m /ha, aún así , en épocas de sequía la disponibilidad de agua es un factor limitante para el cultivo.

La circulación del agua es muy importante, aporta oxígeno y mantiene la temperatura más fresca, es conocido que las plantas situadas en las boqueras de la parcela, o donde corre más el agua, presentan mejor aspecto.

La calidad del agua también es importante sobre todo en cuanto a la salinidad, problema frecuente en las zonas húmedas y marjales, podemos valorar los niveles de salinidad con un conductímetro portátil, si la sal alcanza valores demasiado elevados debemos procurarnos agua de mejor calidad para lavar, o aumentar los caudales de agua que utilizamos; también es efectivo cortar el riego, escurrir la parcela y volver a inundar, aunque no se debe abusar de esta práctica.

La planta del arroz es relativamente resistente a la salinidad, especialmente durante las fases juveniles, aunque cuando el cultivo comienza a tomar un color amarillento hay que actuar, la fase más sensible es la floración donde puede afectar a la producción final.

El secado de la parcela, tiene su sentido antes del ahijado ya que favorece el enraizado de la planta y elimina las algas que se han desarrollado en las primeras fases del cultivo.

El cultivo ecológico exige necesariamente aguas limpias de fertilizantes y herbicidas, por lo que es más fácil de aplicar cuando se tiene control directo sobre la entrada de aguas, en sistemas comunales, donde el agua pasa de campo a campo, todas las parcelas deberán tener el mismo tratamiento ecológico o sólo podrán ser de cultivo ecológico las primeras en el orden de entrada del agua.

 

El terreno para el cultivo del arrozal debe ser nivelado sistemáticamente con el fin de conseguir una distribución y circulación uniforme de agua, con las pendientes necesarias para conseguir una rápida evacuación del agua que es necesaria en determinados momentos del cultivo.

Esta práctica también incide en la presencia de adventicias y en la intensidad de ahijamiento, con lo que la nivelación es un mecanismo que nos permite controlar estas funciones.                            &
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María José Martínez Pardo

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