La biodiversidad temporal se consigue a través de las rotaciones, es decir, mediante el cultivo sucesivo de diferentes especies en la misma parcela. Lo contrario es el monocultivo o crecimiento del mismo cultivo en la misma parcela durante varios años consecutivos.
A la hora de diseñar la rotación de cultivos es importante tener presente varios aspectos, entre los que se van a explicar aquí tres, por su relación con el manejo de la biodiversidad: condiciones agroclimáticas de la zona, características morfológicas y fisiológicas, y plagas y enfermedades que les afectan.
– Condiciones agroclimáticas
En la horticultura ecológica, como en la horticultura en general, es preciso conocer las condiciones agroclimáticas de la zona, e incluso, las de la parcela de cultivo, para que las especies que se cultiven se adecuen a tales características en su periodo de crecimiento. El conocimiento de la temperatura, distribución de las lluvias, periodo libre de heladas, exposición solar, calidad del agua, tipos de suelo, zonas de encharcamiento o pedregosidad es fundamental para determinar los ciclos de los cultivos y que éstos crezcan en las condiciones adecuadas. Por ejemplo, una zona pedregosa en un suelo pesado limita notablemente el desarrollo de la zanahoria, mientras que las cucurbitáceas en general son muy sensibles al encharcamiento.
Es aconsejable incluir en la rotación aquellos cultivos y variedades que estén bien adaptados a las condiciones de crecimiento de la zona, como las variedades tradicionales comentadas anteriormente.
– Características morfológicas y fisiológicas de los cultivos
Para establecer la rotación de cultivos es importante conocer las características de los sistemas radiculares de los mismos, especialmente la profundidad. Así, hay especies de raíces superficiales que se localizan en mayor medida en los primeros 45-50 centímetros de suelo (aunque pueden colonizar zonas inferiores); de raíces intermedias, que llegan a los 90 centímetros, y de raíces profundas, que superan la profundidad anterior. En la Tabla 4 podemos ver algunos ejemplos. Así, deben alternarse cultivos con diferentes sistemas radiculares para que exploren y extraigan el agua y los nutrientes de diferentes capas del suelo.
– Conocimiento de las plagas y enfermedades de los cultivos
Hay que tener en cuenta que el monocultivo favorece la multiplicación de parásitos y enfermedades específicas, ya que cada cultivo favorece la presencia de determinados organismos (hongos, bacterias, etc.), sobre todo en el suelo. Por ello, es aconsejable rotar cultivos que no sean sensibles o no se vean atacados por las mismas enfermedades o plagas. En general se recomienda que los cultivos no pertenezcan a la misma familia (ver en la Tabla 3 algunos ejemplos), que las partes que se aprovechan de los mismos sean diferentes (sobre todo en el caso de partes subterráneas, que son atacadas por algunos microorganismos o insectos de suelo independientemente de la especie de la que se trate), y que un cultivo no se vuelva a repetir hasta pasados al menos cuatro años, aunque esto está en función del agente causante del daño.
La rotación de cultivos es más eficaz en el control de la proliferación de plagas y enfermedades cuando se cumplen las siguientes condiciones:
Un ejemplo de diversificación de cultivos en una rotación se esquematiza en la figura 3. En ella se alternan cultivos con características diferentes.