El pantano de Benínar aporta 2,2 hectómetros cúbicos de agua para el regadío de cultivos en octubre y noviembre

Entre octubre y noviembre pasados, los regantes del Sector VI del Campo de Dalías, agrupados en la Junta Central de Usuarios, han recibido 2,2 hectómetros cúbicos de agua del pantano de Benínar para el regadío de sus cultivos intensivos, según los datos actualizados el pasado 30 de noviembre por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente.

 

Esta aportación de recursos hídricos para el riego agrícola, y el hecho de que en lo que va de año hidrológico apenas si ha llovido en la cuenca que regula el embalse del río Adra, explica que el pantano de Benínar acumule unas reservas de 8,9 hectómetros cúbicos de agua, 5,4 hectómetros cúbicos menos que el 30 de noviembre de 2012, es decir, un 38% menos. Entre octubre y noviembre, el embalse sólo ha recibido de su cuenca una aportación de 1,2 hectómetros cúbicos, procedentes principalmente del deshielo de Sierra Nevada. Y es que, por lo que se refiere a agua de lluvia, en octubre sólo se recogieron en la zona de Benínar 1,5 milímetros de agua de lluvia, y en noviembre 9 milímetros, frente a los 111 que se registraron en noviembre del año pasado.

A la vista de las escasas precipitaciones, si en las primeras semanas de enero no llueve, es posible que en a principios de 2014 se tenga que reducir la aportación de agua para el regadío agrícola, ya que, según advierte el delegado territorial, José Manuel Ortiz, «siempre debemos tener un margen de agua embalsada, porque si el año se presenta seco podemos tener graves problemas de ‘aterramientos’ y dificultades para disponer de un mínimo de caudal en el canal, que permita tenerlo siempre en servicio».

Sostenibilidad económica y ambiental

El embalse de Benínar está contribuyendo, tanto la recuperación de los acuíferos del Campo de Dalías, como a mejorar la sostenibilidad económica y ambiental de la mayor zona agrícola de la provincia, y gracias a esta aportación hídrica los agricultores obtienen unos recursos hídricos a un coste sustancialmente inferior al de los recursos subterráneos, cuyo precio se incrementa por los costes de extracción y distribución. Cuando esta medida se pueda acompañar de otras -fundamentalmente de la disponibilidad de agua desalada procedente de la desalinizadora que construye el Gobierno de España en Balerma-, se podrán adoptar medidas efectivas tendentes a la recuperación de estos acuíferos que son la base fundamental para el mantenimiento y sostenibilidad de la actividad socioeconómica de toda la comarca.

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