Oasis en el desierto, la tecnología revoluciona los sistemas de riego

La necesidad es virtud y en lugares como la zona norte de Granada, Almería o Israel lo han demostrado. A pesar de tener unos índices pluviométricos muy bajos se han convertido en referentes mundiales en aprovechamiento de un recurso tan escaso como el agua.

El caso de Israel es paradigmático porque cuando una fuerte sequía acuciaba el país y contaban con un déficit de dos mil millones de metros cúbicos, impulsaron una estrategia de ahorro e innovación que ha revolucionado su economía.  Se han convertido en un ejemplo a escala mundial de reciclaje de agua y uso de la tecnología en pro de la sostenibilidad. Un milagro similar al que se ha producido en tierras muy áridas de nuestra provincia o de la vecina Almería. El aprovechamiento de los recursos que realizan los agricultores ha convertido a la provincia más seca de España en la huerta de Europa.

Florece el desierto

Corría el año 2008 e Israel encaraba el futuro desesperanzado, bordeando la ruina. El Mar de Galilea, principal fuente de agua dulce del país, se había reducido al mínimo. Se perdían cultivos y la sequía avanzaba a ritmo vertiginoso. El Creciente Fértil, bañado por los ríos Nilo, Jordán, Tigris y Éufrates, yacía seco.

Ante esta crisis, los dirigentes israelíes elaboraron un plan maestro; se comenzarían a instalar por todo el país baños y duchas de bajo flujo. Asimismo, las autoridades nacionales ponían en marcha una serie de proyectos innovadores relacionados con los sistemas de tratamiento de agua. Iniciativas que, posteriormente, se revelarían como salvadoras del país, al posibilitar la recuperación del déficit millonario y crear interesantes vías de negocio. Una actuación certera que dio sus frutos y ahora torna en lección para el resto de países: para conseguirlo, Israel invierte casi un 5% de su Producto Interior Bruto en técnicas de depuración y desalinización.

El problema del agua en el mundo es real y todo apunta a que va a ir a más; factores como el cambio del clima –disminución de lluvias- o el aumento de población, obligan a que los dirigentes se pongan manos a la obra y comiencen a dedicar más recursos a la innovación en los cultivos y sistemas de aprovisionamiento de agua, de tal forma que atiendan con garantías una problemática que puede traer consecuencias nefastas.

Riego por goteo

Quizás la innovación más importante del paquete de medidas que puso en marcha Israel fue sobre el riego. El ingeniero en aguas Simcha Blass descubrió la forma de mejorar un concepto que ya existía: observó cómo un goteo lento y balanceado permitía un crecimiento mayor de lo normal. Mediante tuberías que liberaban lentamente el agua en las zonas donde era más efectiva, se ahorraban gastos sin perder efectividad del riego.

El riego por goteo fue exportado a todo el mundo. A día de hoy un 75% de los cultivos utilizan este método, lo que proporciona un ahorro de un tercio del agua. Y con todo, dicho avance sigue mejorando: los nuevos modelos de goteros prometen ser ‘súper inteligentes’ y aún más eficientes.

Continua innovación

En 2012 las desalinizadoras israelíes aportaban el 30% del total del agua consumida en el país. Para este año se prevé que la cifra haya aumentado hasta un 40%. Esto, en otras palabras, es la consecución de un viejo sueño: convertir el agua de los océanos en útil para el consumo humano y, además, hacerlo a gran escala, de tal forma que se pueda beneficiar el país entero.

Así mismo, Israel recicla el 85% de las aguas residuales y las utiliza para desarrollar su agricultura, lo que los convierte en líderes en materia de regeneración. Su tecnología de depuración de agua es una de las más modernas, prueba de ello es que el agua que sale de sus instalaciones es perfectamente potable y pasaría cualquier control médico, pero aún no se utiliza para consumo humano. Sus empresas están a la vanguardia en las tecnologías de depuración de agua y cuentan con las desaladoras más grandes. Pretenden, en los próximos años, abrirse camino en el resto del mundo.

De cara al futuro siguen investigando y por ejemplo la empresa israelí Seambiotic reveló en una conferencia internacional de biotecnología marina el hallazgo del cultivo industrial de algas marinas, utilizando las emisiones de dióxido de las plantas energéticas. Desarrollada cerca de la planta desalinizadora de Ashkelon, esta tecnología posibilita la producción de un litro de combustible por cada cinco kilos de alga, y, al mismo tiempo, ayuda a reducir la contaminación en ciertas zonas marítimas. El alga, conocida como ‘Oedogonium’, es capaz de transformarse en petróleo crudo: por lo que en un futuro podría convertirse en alternativa para desarrollar combustible para aviones.

Jornadas en Almería

En Almería se han celebrado recientemente unas jornadas sobre estas innovaciones.
El viceconsejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Ricardo Domínguez, ha sido el encargado de inaugurarlas. El título ha sido ‘Nuevas fronteras en las tecnologías del agua’, donde ha destacado que Andalucía cuenta con el sector primario «más potente del país» debido especialmente al regadío y a las producciones de alto valor añadido como las que se obtienen en estas provincias, «que son la punta de lanza de nuestra agricultura». El acto de apertura ha contado también con la participación de las entidades organizadoras del evento y el consejero económico de la Embajada de Israel, Ami Levin.

Se ha debatido sobre la situación actual del sector en Andalucía e Israel con el objeto de poner en valor posibles oportunidades de negocio en un sector en el que ambos territorios son líderes. De hecho, el viceconsejero de Agricultura ha resaltado que Almería e Israel están «a la vanguardia en tecnologías de riego eficiente y comparten no solo muchos de los retos de escasez de agua, sino también el espíritu emprendedor e innovador».

Asimismo, el director general de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA) -dependiente de la Consejería de Empleo, Empresa y Comercio-, Antonio González, ha anunciado que esta agencia pondrá en marcha nuevos instrumentos de incentivos con una doble finalidad. Por un lado, fomentar el desarrollo industrial, mejorar la competitividad, avanzar en la transformación digital y en la creación de empleo; y por otro, potenciar en Andalucía la investigación industrial, el desarrollo experimental y la innovación experimental.

El representante de la embajada de Israel se ha referido a los beneficios públicos de las inversiones en tecnologías del agua y ha explicado que Israel apoya activamente la innovación en el sector privado a través de iniciativas público-privadas. Además, Ami Levin ha recalcado en su discurso la importancia de encuentros como el que se celebra hoy en Almería, dirigidos a estrechar los vínculos entre Andalucía e Israel, que contribuyen a un mejor conocimiento recíproco y facilitan la colaboración. Al hilo de estas declaraciones, Levin ha invitado a los asistentes a la jornada a conocer la realidad del sector israelí a través de la conferencia y feria Watec, que se celebrará en septiembre en Israel.

Productividad, agua y energía

En su discurso, el viceconsejero de Agricultura ha valorado que «la agricultura de invernadero que existe en el litoral almeriense es una de las más eficientes, productivas y sostenibles por la eficiencia en el uso de los recursos», ya que por cada metro cúbico de agua que se utiliza para regar estas hortalizas se obtienen entre 6 y 15 euros, mientras que con los cultivos al aire libre se obtienen 1,60 euros. «Y esto es posible gracias a unos sistemas de riego eficientes y unas explotaciones modernas que utilizan sistemas de riego de precisión y automatizados», ha añadido Ricardo Domínguez, que ha aplaudido que los regadíos de Andalucía, y especialmente los de los cultivos bajo abrigo, sean de los más productivos de España al «extraer de cada gota de agua el máximo valor».

Asimismo, Domínguez se ha referido a la posibilidad de «acceder a recursos no convencionales», como las aguas desaladas o regeneradas, que tiene la agricultura almeriense gracias a esta alta productividad. Sin embargo, como ha lamentado el re-presentante de Agricultura, esta agua «tiene hoy en día un coste mayor que las superficiales», por lo que debemos «seguir trabajando para que disminuya y, así, reducir también la presión sobre otras fuentes como las aguas subterráneas». «Esto requiere una actuación a nivel de políticas de Estado para abaratar la energía que se utiliza en la desalación, por ejemplo», y reducir el perjuicio que sufren los regantes que han «realizado un esfuerzo por ahorrar agua invirtiendo en sistemas de regadíos más eficientes pero que sufren un injusto tarifazo eléctrico», ha comentado el viceconsejero.

Inversiones e incentivos

Ricardo Domínguez ha puesto en valor que entre 1995 y 2015 se han modernizado más de 470.000 hectáreas de regadío en Andalucía (42% del total) con el fin de aumentar su eficiencia, unas mejoras que «han supuesto una inversión de más de 2.000 millones de euros durante estas dos décadas y han contado con una subvención pública de 1.288 millones de euros».

El viceconsejero de Agricultura ha recordado que el Programa de Desarrollo Rural (PDR) de Andalucía 2014-2020 contempla un presupuesto total de 19 millones de euros para impulsar «una innovación más colaborativa» a través de la creación de Grupos Operativos de Innovación y proyectos piloto. Ricardo Domínguez ha comentado que entre las solicitudes recibidas para los incentivos de la convocatoria 2016 se encuentran proyectos dirigidos a mejorar la eficiencia en el uso del agua, «que es una de nuestras prioridades».

Además, la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural tiene previsto convocar ayudas para la modernización de regadíos, autoproducción energética y mejora de instalaciones de energía que contarán con una dotación global de 112,5 millones de euros para todo el marco.

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